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capítulos que oscilan entre los 30 y los 55 minutos. Los 3 primeros
son un caso. Los 2 últimos otro caso diferente.
Hanna
ha pedido unos meses de excedencia en la policía de Estocolmo. Por
una parte la están investigando (a veces le cuesta cumplir órdenes)
y, por otra, su trabajo en Violencia Doméstica deja traumas. Así
que se va a Are, a esquiar y descansar. El
mismo día en que llega una chica desaparece. Una chica que trataba
de hacer siempre lo correcto y pisaba muchos callos.
En
el segundo caso
aparece, descuartizado por el paso del tren, el cadáver de un
empresario. Antiguo medallista de esquí y ahora con una empresa de
aventuras.
Prefiero
la primera historia a la segunda. Me parece que hay más tensión,
los conflictos son más directos y la protagonista queda afectada
seriamente. En la segunda historia pesa más y hay
más
drama y tensión en el aspecto de la conciliación laboral. Qué mal
lo pasa Daniel teniendo que ocuparse de su bebita. Qué malabares,
qué tejemanejes… Vaya angustia. Creo que se pasan con ese momento
llamémoslo El
resplandor
pero aciertan con que un palazo es un palazo.
Está
bien dirigida. La cámara y los cortes potencian el sentimiento que
se quiere transmitir. Las historias son duras y realistas con algunas
escenas intensas, pero optan por una fotografía más bien luminosa,
lejos de habitual tenebrismo. Las interpretaciones son muy buenas.
Una
buena campaña publicitaria de las pistas de esquí de Are. No
es un gran nordic noir pero hay
mucha nieve y hace mucho frío así que a mí me vale.
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