1974.
Un comando del IRA, tras un atentado en Belfast, se refugia en un
pequeño pueblecito. Allí vive Finbar, que tiene sus propias
habilidades criminales.
Creo
que es hora de que triunfe el término liamneesonada para definir un género: persona de
más de 70 años que se lía la manta a la cabeza y se enzarza en el
género de acción.
Lo
primero que hay que decir es que, siendo muy similar conceptualmente
al género, es bastante superior. La primera escena ya remite a un
nivel de dramatismo serio que no suele tener
este tipo de películas. Después viene una dirección de fotografía
coherente y una planificación eficaz. Y el guion, una vez asumido
que hay cosas que tienen que pasar, está bien desarrollado.
Hay
personajes escritos con solidez aunque aparezcan poco. Kerry
Condon
es una estupenda villana, pero también el otro asesino a sueldo
(Jack
Gleeson),
el policía local (Ciarán
Hinds)
y una generosa galería de secundarios que aportan sustancia creíble
al relato.
Se
esfuerza por construir el drama, aporta matices a cada criminal,
expresa decisiones lógicas. Lo más caprichoso y casual es esa bala
que anda rodando por ahí sin ton ni son. La cuestión es que cuando
llega el momento culminante funciona muy bien, desde los momentos
previos, crecientes en tensión, hasta el espléndido enfrentamiento
final.
Y
es dura y cruda cuando debe serlo.
Bastante
bien. Un entretenimiento con algo que contar y que no se limita a la
venganza pura y dura.
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