16/3/22

The Sinner. Temporada 4

Harry Ambrose se ha jubilado y decide descansar con Sonya en una isla. Como es Harry Ambrose no tenemos claro si la jubilación le gusta o no. Como es Harry Ambrose sabemos que siempre mirará más allá de las apariencias, en el fondo del alma humana, del pecador que todos llevamos dentro. Esa misma noche ve cómo una chica se arroja por un acantilado.
El análisis psicológico es menos profundo que en otras temporadas porque no se centra en un único personaje. Esta vez se trata de una comunidad de pescadores en una isla. La ventaja es que siempre me ha gustado esa transmutación policía/sacerdote y aquí se evidencia de modo palmario: Ambrose es más un sacerdote, un confesor, que un policía. Hace que la gente hable, que cuente su culpa, que se exponga y vuelque su interioridad. Él, tan roto, culpable, pecador como todos los demás. Hurgando en las miserias del alma humana.
Ni siquiera hay un crimen inicial. Es un suicidio. Pero él busca la verdad, hasta el fondo, Provoca lo que vendrá después por su persistencia. El objetivo es que nadie calle, que todos confiesen el dolor.
Entre tanta miseria es una alivio Lou. Un poli ingenuo, tal vez. Un superviviente bondadoso en la muchedumbre de secretos. O tal vez también tenga los suyos.
Hay algún detalle que no me ha gustado. Algún cambio brusco en el modo de ser de alguien, alguna reacción forzada. Pero está bastante bien. El final, como siempre, es devastador para todas las partes. La verdad arrasa todo a su paso. Pero es la verdad y tiene que salir a la luz aunque las consecuencias sean demoledoras.

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