15/2/22

Un segundo

Zhang Yimou
realiza con esta película su oda de amor al cine, su Cinema Paradiso, su canto al arte de la filmación.
Estamos en la Revolución Cultural y arrancamos con una secuencia que tiene mucho de comedia absurda. Un hombre y una niña pelean por un rollo de película. Hambrientos y en parajes desérticos su sed por ese rollo de película de Hijos heroicos (y el noticiero 22), es más fuerte que el calor y el hambre. Se roban mutuamente, se golpean, urden triquiñuelas.
Yimou retrata un mundo en el que ver una película era algo casi sagrado. El pueblo entero se implica para que se haga posible la liturgia. Fascinante cómo desenredan el celuloide enmarañado. Pero al mismo tiempo lo contempla con la ironía rimbombante del camarada proyeccionista. Hay un choque con la desesperación del hombre y la niña. Además deja un poso de tristeza en cada plano. La exageración cromática de la que hace gala el director en otras películas, aquí desaparece por entero. Colores terrosos, verdes apagados, grises.
Está bien explorada la humanidad de los personajes. Cómo todos se muestran inicialmente en su lado áspero y duro para luego descubrirnos sus debilidades, lágrimas, egoísmos… Contradictorios.
La parte débil son sus momentos melodramáticos pero, consciente de ello, los compensa con toques de humor.
No está entre las mejores obras del director. Sospecho que la censura china tuvo algo que ver. La retuvieron durante un tiempo por “problemas técnicos”. A saber qué segundo nos robaron. Ese segundo concreto que para alguien puede ser una necesidad, lo que sostenga su esperanza.

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