26/2/22

El triunfo

Étienne Carboni es actor. Se ofrece a dar unas sesiones de teatro en una cárcel. Étienne piensa que
Esperando a Godot está especialmente escrita para los presidiarios. Teatro del absurdo para tratar de encontrar sentido a la vida, una obra absurda para hallar esperanza.
E intentará que les den permiso para representarla en un teatro de verdad.
No es una película nada fácil. Basada en una historia real su fundamento resulta convencional. Pero el director no toma el camino fácil. Imagen realista, montaje fragmentado, repetitivo, vemos los ensayos una y otra vez. No hay concesiones a lo sentimental, apuesta por un final nada complaciente… Realmente es una película ardua de ver.
Kad Merad, casi siempre encasillado en papeles de comedia, demuestra sus dotes dramáticas con un papel muy complejo. Pero todos los actores que encarnan a los presidiarios están muy bien, creíbles, verosímiles.
Es interesante porque Étienne no ve presos, ve actores. Les exige como a tales. Juega fuerte. Él tiene sus propios problemas de ira, frustración, conflictos familiares. La película exhibe ese absurdo en que vivimos pero en el que, pese a todo, somos humanidad.
Habría sido muy fácil hacer la típica película para grandes públicos, así que lo mejor es esa inclinación de Emmanuel Courcol para no dar al espectador lo que quiere.

No hay comentarios: