12/2/22

Licorice Pizza

La historia: Chico conoce chica. La pregunta: ¿Y a mí qué?
Ojo. Entiendo a Paul Thomas Anderson. Ha querido hacer un Tarantino en la línea de Érase una vez en Hollywood, un viaje nostálgico a los 70, un vuelo a su época idealizada. Lo entiendo porque a todos nos gustaría dirigir como Tarantino. Pero Paul Thomas Anderson tiene su forma de dirigir. A veces le sale bien, otras, mal.
No entiendo los elogios porque me parece una película objetivamente muy discreta. Se queda muy lejos de la morriña que buscaba. Míralo: compara con Érase una vez en Hollywood, compara con Belfast. Al director le falta esa concreción que logra lo universal. Le falta, sobre todo, ser creíble. ¿Él 15 y ella 25? Ya empezamos mal. No trago. No entro. También me chirrían cosas como lo extravagante de la escena con Sean Penn o la histriónica con Bradley Cooper. O la tan desubicada de la detención policial. ¿A qué vino eso? Y todo se me hace largo y tedioso.
Tampoco tengo interés alguno en los temas de los que hablan (¿camas de agua, pinball?) y no me parece que profundice mucho en la psicología de la parejita. Bien la producción y la fotografía.
Pero ¿y a mí qué?
Un rollo.

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