Imagino que la trama de
BrainDead se podría aplicar tanto a la política como a los productores de series. Hace una década había
unas 80 en Estados Unidos. Ahora andan por las 700. Esto sólo se explica si
insectos alienígenas han devorado medio cerebro de los responsables.
Cualquier persona con
dos dedos de frente sabe que son muchas. Pero los productores han esperado a
tener todas en marcha para darse cuenta de que no pueden pagarlas. Puedes
dirigirte a un nicho de población (ya se sabe que hay gente para todo), pero
incluso ese nicho ve otras cosas, se dispersa, prueba otros temas. Y ese nicho
no es lo bastante populoso como para pagar la inversión de los anunciantes.
Es simple: no hay
beneficios. Hay pérdidas.
El otro día leí un
artículo de uno de estos productores, asustado (él, no yo). Ahora saben que
habrá reajustes, que tendrán que recortar, que será doloroso y que quizá, con
suerte, sobrevivan, pero dejando en el cementerio los cadáveres de muchas
series que ni siquiera tenían sentido cuando alguien las concibió.
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