-Luke. Tienes un nombre
clásico. Bíblico. Me gustan las cosas clásicas, como el ojo por ojo y diente
por diente.
Como en Jessica Jones o la segunda de Daredevil, creo que le falta
cohesión y le sobra algún capítulo. Necesita estructura más sólida.
Pero hay muchas cosas a
su favor. Apenas hay actores blancos. Casi todos son negros, asiáticos o
hispanos. Es valiente, actual, muy actual y hasta provocadora con la situación
racial en Estados Unidos (esos polis apuntando a un hombre negro desarmado),
los diálogos son muy incisivos, muy reales a la hora de plantear los problemas,
las múltiples perspectivas.
La cultura de Harlem
fluye con naturalidad. Method Man, como estrella invitada, dedica un rap a Luke Cage después de que el
cantante fuese atracado.
Es una historia sobre
la persecución del inocente. Este inocente, claro, tiene una ventaja: es
invulnerable. Pero es también una metáfora sobre los afroamericanos, sobre su
lucha, su resistencia, su orgullo. Harlem queda retratado con lugares
emblemáticos e intentan hacer lo que The
Wire hizo con Baltimore: política, crimen, corrupción, educación, gente
de la calle… y un superhéroe llamado Luke Cage.
Una serie sin final
complaciente, enervante, frustrante.
Hiperviolenta, dura,
con mucha sangre y una moraleja: no digas groserías.
Y si las sudaderas con
agujeros de bala se ponen de moda, no te extrañes.
-Me estoy cansando de
comprar siempre ropa nueva.
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