Las criaturas más
felices del mundo son los trolls. Siempre están de fiesta. Fiesta tras fiesta.
Ruidosas y alocadas. Y la troll más fiestera de todas es la princesa Poppy.
Pero un día los
malvados Bergen secuestran a un grupo de trolls para comérselos y la princesa
Poppy tendrá que intentar rescatarles y convertirse en una líder para su
pueblo.
Toda esa estética de
colorines psicodélicos, de optimismo a prueba de bombas y esos trolls tan
achuchables, buscan encantar al público infantil.
Pero, por suerte,
también es un cuento de hadas que pueden ver los adultos. Tiene un ritmo muy
ágil, una banda sonora con versiones de canciones de los 60 y 70 y mucho humor.
Está claro que no
tienen un presupuesto elevado, pero suplen la sencillez de la animación con una
imaginación desbordante y absurdas ocurrencias incesantes.
Además de rendir
homenaje a cuentos clásicos (La
Cenicienta, sobre todo), es también un ejemplo de lo que debieron ser
las películas de Los Pitufos,
su principal inspiración.
-Suéltate el pelo.
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