Molly. Chica inglesa de
barrio obrero. No logró aprobar la secundaria. No encuentra trabajo. Decide
alistarse como sanitaria del ejército. Destinada al cuerpo de los Menores de
Cinco (todos los soldados son jovencísimos) su vida da un vuelco completo.
Es británica, gracias a
Dios. Quiero decir que no se convierte en un panfleto hollywoodiense en el que
cada soldado es un supermán (y por eso no entiendes que después les mate un
simple disparo). Sí tiene su tono pro-militar pero, al mismo tiempo, es muy
realista. Nada de espectáculos ni de operaciones locas ni de salvar al mundo.
Con los pies muy en el suelo.
Molly lo pasa muy mal
los primeros días y luego va encajando, encontrando su hueco, creando esos lazos
de camaradería tan intensos que, al volver al mundo real, ya no entiende la
vida cotidiana.
No me convence mucho la
trama romántica pero ya sabes que soy así de raro. Seguro que a mucha gente sí
le gusta y que incluso considera que eso eleva la complejidad de la historia.
En el fondo, también es una historia muy verosímil, sin exceso de caramelo.
La segunda temporada ha
empezado. Pero no voy a meterme con ella aunque me gustó esta primera. Hay
demasiadas cosas nuevas y viejas. Este año, por lo visto, habrá unas 700 series
sólo en el mundo anglosajón. Ahí tienes.
-He dado mis hijos al
ejército y a cambio me dan una bandera.
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