Otra
peli de Quentin
Dupieux
después de Daaaaaalí!
Como tienen 75 minutos de duración las hace como churros.
David
está harto de su novia Florence, así que acude a la cita con Willy
para que su amigo seduzca a Florence. Por otra parte Florence acude a
la cita para presentar a su padre Guillaume. Han quedado en el
restaurante El
segundo acto.
Pero
eso es lo que habría sucedido de haberse hecho la película. Los
actores son conscientes de que son actores y de que están haciendo
una película, así que se dirigen a la cámara, hablan de la cultura
de la cancelación, de que están hartos de rodar estas comedias
románticas, se critican unos a otros el modo de interpretación,
Guillaume recibe una supuesta
llamada de Paul
Thomas Anderson…
Y,
además, es la primera película escrita y dirigida por una IA.
¿Y
si los actores sí están haciendo la película que se espera de
ellos? ¿Y
si en realidad la IA es parte del guion? ¿Y si tiene fallos?
Dupieux
se despiporra de todo y a veces me pregunto cuántas tomas hicieron
los actores para
aguantar la risa, para pronunciar esos diálogos sin inmutarse.
El
camarero es divertidísimo. Me encantó ese personaje.
En
cierto modo es la película menos surrealista de Dupieux.
Se trata de un ejercicio de metacine, de jugar con la realidad y
ficción, de cruzarlas. De ahí la conversación final y la
conclusión:
-La
realidad es la realidad. Punto.
La
ficción exige, para empezar, algo tan artificioso como los rieles de
la dolly.
Buen plano final.
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