El
gravísimo problema de esta película es su falta de presupuesto. Y
de eso ella no tiene la culpa. Derivado de eso le falla la puesta en
escena, extras, personajes adicionales… Parece una obra de teatro y
no lo es en absoluto. También otro problemilla: definir a los
personajes. Me dirás que no, que están bien construidos. Pero lo
cierto es que nos lo tienen que contar verbalmente. A veces con
demasiada insistencia. Eso de las ensoñaciones en blanco y negro de
películas clásicas al estilo Sugar, por ejemplo.
Pues hazme lo de Sugar, ponme más escenas así,
cúrratelo y ahórrate la conversación explicativa. También hay algún momento casposo que parece sacado del cine de los 80.
Dicho
esto me parece una peli bastante buena. Alberto Utrera escribe
y dirige y lo cierto es que lo hace muy bien.
Es
una película de cine negro, con todos los tópicos pero usados de
modo inteligente, de modo que no sabes qué pasará a continuación
en la trama. El detective, la mujer fatal, el abogado, los polis
corruptos, un objeto valioso buscado por muchos… Una especia de El
halcón maltés en la sórdida España actual. Una galería
de personajes desnortados, traumatizados, cabreados, violentos…
Empobrecidos. Claro que tienen que chocar.
Lo
mejor es el montaje. Buena labor. Buenos planteamientos.
Me
parece una película muy lograda que mereció más inversión para
hacer algo grande con ella. Se queda algo raquítica pero tenía
mimbres para convertirse en algo de alto nivel. Asesinatos, drama,
comedia, intriga, giros… Hay momentos que bordea el absurdo sin
caer en él con un equilibrio fascinante.
¡Ah!
¡Y el cuñado! Qué buena idea introducir ese elemento ajeno a la
trama principal pero que enriquece el lío extraordinariamente.
El
final es crudo, realista. Porque al póquer no se puede jugar con
garbanzos.
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