Podríamos
decir que es la pariente de plastilina descacharrante de M3gan
o de Terminator o cualquiera en que los humanos se
enfrentan a las inteligencias artificiales.
Wallace
crea un gnomo con IA para que ayude a Gromit en el cuidado del
huerto. Gromit no ve con buenos ojos a ese ayudante y mucho menos
cuando el pollo/pingüino malvado, al que conocimos en la anterior
película, hackea al gnomo.
Me
parece fascinante cómo empiezan por reducir la IA a algo ridículo
para después hablar de los mismos temas que todas las películas del
género hablan: el peligro de la tecnología sin control, cómo se
vuelve contra nosotros aquello que pensamos que es para nuestra
ayuda. Exactamente los mismos temas profundos pero enfocados desde un
abrumador despliegue imaginativo, desde el chiste ingenioso, desde el
humor con una nueva vuelta de tuerca.
Nick
Park no pierde su toque. El ritmo es perfecto, los gags están en
su sitio, los 79 minutos de duración son para elogiar. Nada de
vaciedad. Si algo está ahí es porque desarrolla la trama o nos hace
reír o profundiza un poco en los personajes. Ese proceso de imaginar
cosas absurdas y luego ser lo suficientemente inteligente para elegir
lo que funciona y descartar lo que no, es lo que hace que las
historias de Aardman perduren.
También me recordó un poquito a Gremlins.
Me
parece interesante cómo plantea que no se trata de rechazar la
tecnología sino de darle un uso adecuado. Exactamente lo que los
directores hacen con la plastilina: métodos tradicionales y leves
toques de informática.
Será
todo lo payasa que tú quieras pero el mensaje está ahí.
Un buen modo de empezar 2025.
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