29/1/25

La máscara de Dimitrios

1938. Leyden es un escritor de novelas policíacas. Una noche, en Estambul, le hablan de un tal Dimitrios Makropoulos, encontrado muerto en el mar. Ladrón, estafador, espía, asesino.
Han reeditado la novela, con prólogo de Pérez-Reverte. Dice que tanto la novela como la película son muy buenas. En esta ocasión estoy de acuerdo con él.
Peter Lorre nunca tuvo el carisma de Humphrey Bogart pero podía hacer de bueno y de malo. Aquí era un tipo de voz suave y apaciguadora tras la que se escondía un holandés un poquito condescendiente, un novelista al que le gustaba vivir de modo sencillo pero que no podía resistirse a un pedazo de información.
La seducción por el personaje de Dimitrios le lleva por buena parte de Europa y va conociendo gente que le proporciona fragmentos de un individuo amoral y despiadado.
Es una de esas películas clásicas de guion cuidado, exotismo, historias trágicas y un punto de aventura que hoy en día, por alguna razón, parece imposible de imitar.
Me gusta, de estas películas, cómo iluminaban para dar realce a las sombras. En esta ocasión es muy importante cómo lo aprovechan en la morgue, alzando la cabeza del cadáver.
Una reflexión personal en la que puedo estar equivocado: ¿fue Dimitrios el antepasado inspirador de Keyser Zöse en Sospechosos habituales? La máscara de Dimitrios no tiene ese final tan loco pero, sin pruebas, creo ahí está la raíz.

No hay comentarios: