18/1/25

Hombre lobo

Otra peli de terror sobredimensionada. No está mal, advierto. De hecho me ha gustado bastante. Hay cosas interesantes. Pero ni es una obra maestra ni la película definitiva sobre licántropos ni lo único bueno que se ha hecho en 40 años. De la misma talla están, por ejemplo,
La maldición del Hombre lobo, Un lobo como yo o una obra maestra como Wolf Children.
Así que, sin pasarse, es una película que arriesga un poco. La primera hora busca ahondar en el conflicto familiar. El drama no está tan logrado como en El hombre invisible porque, no nos engañemos, es fácil crear secuencias potentes con un maltratador y es mucho más difícil hacerlo con una familia que trata de restañar heridas. Con todo, Leigh Whannell lo intenta y no sale del todo malparado.
La siguiente media hora sí: ahí saca a pasear la casquería. Me parece brutal cómo vamos viendo la transformación progresiva. Nada de unos segundos y ya. Aquí el proceso lleva 30 minutos y Christopher Abbott se lo curra en su tarea de animalizarse poco a poco. Tremendo.
Metáfora. Pues ahí está lo bueno. Creo que caben muchas lecturas y cada uno debe escoger: la incomunicación en el matrimonio, sentirse relegado en la sociedad, impotencia para cumplir los deberes que nos imponemos, el fracaso de la “civilización”… O ideas tan freudianas como la de matar al padre. O que igual eres tú el que sobra... 
Me gusta los cambios de fotografía durante esos travelling en los que vemos las cosas desde el punto de vista humano y desde el punto de vista lobuno.
Entretenida, sugerente, con buen manejo de la tensión, pero no es algo que vaya a perdurar.

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