Cuando
vi los primeros espisodios pensé: “Ya
era hora de que Los
Goonies
se subieran a un carguero de Star
Wars.
Parece
que la
Tripulación
perdida
es lo mejor que le ha pasado a Star
Wars
en
4 décadas”.
Historias
divertidas, aventuras clásicas, familiares, sentido de la maravilla,
acción, humor, ochentera, pandillas, piratas… Y nada mejor para
ello que un
grupito
de preadolescentes solos en el espacio. Bueno, con Jude
Law
de adulto irresponsable al que encuentran por ahí.
El
punto de partida me recordó un poco a Pórtico
la tetralogía de Frederik
Pohl:
coge una nave con piloto automático y a ver dónde te lleva.
Estupendo.
Pero luego… Luego empieza a decaer. El capítulo 3 es peor y en el
1x04 sabes
que esto no tendrá arreglo.
Tramas
precipitadas, cambios de carácter de los personajes en cada
capítulo, decisiones estúpidas, espíritu infantil sustituido por
memeces infantiloides, resoluciones demenciales, sin sentido…
Para
cuando llegó el último capítulo deseaba que echasen el cierre. Y
qué cierre tan malo, tan caprichoso y forzado.
Qué
grandísima decepción. Otro desastre a lo bestia de Disney, más
notorio aún porque teniendo material para hacer algo bueno no les
dio la gana y, una vez más, sólo les interesó timar al espectador.
Un
horror.
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