1/5/23

The Prince

No es en sentido estricto una película. Es una obra de teatro filmada.
El escenario es un pequeño cuadrado con dos cajas. El público se dispone a los cuatro lados. Los intérpretes entran y salen por los pasillos de los  vértices.
Sam está atrapada en un multiverso de obras de Shakespeare. Descubre que Porcia es, en realidad, otra persona atrapada llamada Jen. Sam le explica las reglas para salir de allí. La salida es a través de la obra de Enrique IV; si un personaje le habla, ella puede contestar cualquier cosa con tal de mantener el ritmo (usar 10 sílabas, 4 sílabas para seguir con 6, o lo que sea para que el verso sume 10).
Pero Jen, imprudente, comienza a introducir ideas modernas en los personajes y éstos comienzan a cuestionarse la monarquía hereditaria, la masculinidad tóxica, la política exterior pacifista o que los afeminados tal vez estén bien.
Eso es peligroso porque pueden caer en Hamlet. Claro, que peor sería Tito Andrónico.
Una obra de teatro experimental, minimalista, que trata de conjugar el teatro de Shakespeare con el teatro moderno. Un choque del que, a grandes rasgos, sale bien parada. No tengo claro su mensaje. Sólo son explícitos en los aspectos de género (cosa que me parece mal) y alegóricos en lo demás. Quiero decir que hay un tema sobre el que se muestran didácticos y no debería ser así.
Para público muy minoritario. Muy, muy minoritario. No sólo es bueno haberse leído a Shakespeare sino que sus extravagancias, más allá de lo cómico, puede que no aporten gran cosa.
En cualquier caso se recomienda verla con una Coca-Cola Light. Por si acaso quedas atrapado en el escenario del mundo.

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