Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
-¿Qué
podlía fallal? Disney
está en una situación delicada. Tras los fracasos comerciales del pasado año
sabe que tiene que cambiar cosas. Por una parte sigue enquistado en manías como
los live action. Por otra parte es
consciente de que las pelis de Star
Wars deben espaciarse en el tiempo, cada 3 o 4 años. Esta
serie es un buen paradigma de su búsqueda del equilibrio. Indudablemente ha
intentado cambiar cosas aunque siga apegada a ciertos tics. La
trama es una mezcla muy extraña de mitología china e instituto americano. Artes
marciales a lo Tigre y Dragón
con adolescentes buscando su camino. Me ha gustado bastante ese renovado
aspecto que le han dado al instituto. Intenta (intenta, ojo, no siempre lo
consigue) huir de los estereotipos para mostrar adolescentes normales. E
insertar ahí la lucha de los dioses chinos, la búsqueda del bastón del Rey
Mono, el Cuarto Volumen, esas coreografías de peleas elaboradas, todo ello
queda muy bien. Al menos es diferente. Y eso ya es mucho. Además
aprovechan el éxito de Todo a la vez
en todas partes para dar cancha a Michelle Yeoh y Ke Huy Quan. Eso
sí: la trama de Ke Huy Quan es el apósito más artificial, doctrinario y
forzado que he visto en mi vida. Recuerda
vagamente a Golpe en la pequeña China
y lo mejor es cuando se acerca a ella. Capítulos cortitos en su mayoría, chirrían
algunas cosas pero hay una voluntad de hacer algo nuevo que se agradece. Espero
que no se estanquen.
-No
es un bote. Es un barco. Empezaré
hablando de Citadel. 6
capítulos. 500 millones de presupuesto. La serie más cara después de El señor de los anillos. Por ahí
dicen: menos dinero, más guión. Las
dos series más caras de Amazon son un desastre. La fama de los Russo
siempre me pareció injustificada. Los elogios, excesivos. Citadel es un “corta y pega” sin
originalidad que pretende hacernos creer que están inventando el género de
espías. Lo dejé en el capítulo 3. Ves los tráiler y parece que lo ha hecho Nolan. Luego ves que no, que son los Russo, incapaces de dar ritmo a dos secuencias consecutivas. No
se puede decir que Fubar sea
buena (no lo es). Pero a diferencia de Citadel
no es pretenciosa. Te prometen una comedia de acción con Schwarzenegger
y ya sabemos qué es eso. Si entras, sabes dónde te metes. Jamás te sugieren que
estén inventando la rueda. Malhablada, con chistees malos, algunos buenos,
gamberra unas veces, excesivamente didáctica otras. Brunner
es un agente de la CIA a punto de jubilarse. Le encargan una última misión:
extraer a otro agente de la CIA infiltrado que corre grave peligro. Brunner
descubrirá que el agente de la CIA es… su hija. Y
ya está. Padre e hija se pasan la serie discutiendo mientras van de acá para
allá salvando el mundo. Ni el guión ni la trama general son gran cosa pero
tiene algunos detalles ocurrentes aquí y allá. Al igual que los secundarios: debieron
tener más profundidad, son estereotipos, pero también tienen sus buenos
momentos. Espero
que de la huelga de guionistas salga algo bueno: que dejen de hacer tantas
series y que las que se hacen sean mejores. Porque, a ver, estoy viendo
muchísimos primeros, segundos y terceros capítulos y, en fin, no acabo casi
nada de lo que empiezo.
He
estado buscando en el blog La voz
humana, el anterior cortometraje de Almodóvar. Descubro que no
subí comentario alguno sobre él. Al
igual que con Extraña forma de vida me
parecen, ante todo, historias inacabadas. Y ahora espero que a Almodóvar
no le dé por soltar un cortometraje a medio cocinar cada poco tiempo para
sacarse unos eurillos. La
voz humana, con todo, tiene mejor cierre. En realidad lo que le faltaba a La voz humana era el antes. Asistimos a un monólogo de Tilda
Swinton, hablando al teléfono, poniendo final a una relación. Una mujer al
borde de un ataque de nervios que, contra todo pronóstico, logra controlar. Es
una transición hacia una nueva forma de vida, una segunda oportunidad. Pero
no sabemos nada del antes, del porqué de ese amor prohibido, de los baches. Y,
como no sabemos las razones que nos han traído hasta este momento, no impacta.
Sabemos que Tilda Swinton actúa de miedo pero la historia es efímera,
sin calado. Y
sí: estéticamente cuidadísima, con ese “contraplano” para ver el plató desde atrás,
los bastidores, el cartón piedra, el mundo deseado y la puñetera realidad.
Hay
algunas cosas (pocas) de Almodóvar que me encantan. La mayoría no me
interesan. Quiero decir que no soy de esos que alaban todo lo de Almodóvar
porque es de Almodóvar. Porque se supone que hay que hacerlo. No
soy muy fan de Carlos Boyero. De hecho no suelo coincidir. Y cuando
coincido tengo la sensación de que no es por lo mismos argumentos. En esta
ocasión, sin embargo, me parece que ha dado en el clavo y que no se puede decir
mejor. Así
que cito sus palabras: La adscripción al
género del wéstern es debida a que los personajes van vestidos de época,
aparece un caballo y se dispara un revólver. Me
parecen muy injustas todas esas críticas elogiosas que se están haciendo
simplemente porque la dirige Almodóvar. No es su género, trata de rendir
algunos homenajes forzados, se ve que no está cómodo, cuida los “colorines” que
es lo que más le gusta pero no pilla la esencia. Flojita.
Al
principio parece un calco de La madre,
pero en versión polaca. Es decir: realista, sucia, sórdida. Todo muy bestia,
muy explícito. Luego
se convierte en el argumento más absurdo del año. Lo que ahí sucede deja de
tener sentido. Hay tramas colaterales que no encajan las unas con las otras ni
de broma. Hay decisiones estúpidas que alguien parece conocer de antemano
porque ocurren cosas conectadas a esas decisiones estúpidas. Y ahí se vuelve a
tomar otra decisión sin sentido que alguien parece conocer también. Todo ello
para forzar la trama a unos niveles demenciales. Se
salva la fotografía y algunas escenas de acción rodadas con originalidad. Lo
demás es un desastre. A medida que la trama avanza se vuelve cada vez más
farragosa y aburrida porque ya da igual lo que pase. Mala.
1.
Han pasado 224 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Disney ha retirado la serie Willow de su plataforma. Conscientes de que era un horror no quieren que nadie la vea,
pues no está a la altura de sus estándares de calidad. Me parece bien. Pero eso
ya lo sabían antes de lanzarla, ¿no? La falta de respeto al espectador no
pueden borrarla. El daño que sufrieron mis ojos es perenne. 3.
Dice Javier Bardem, hablando de La
sirenita, que hay una generación
de niños y de niñas a los que el clásico del 89 ya les queda un poco antiguo.
Pues, si es un clásico, no se puede quedar antiguo. Y si se ha quedado antiguo,
no era un clásico.
-Esas
cosas no le pasan a la gente normal. Pero pasó. Pequeño
pueblecito irlandés plagado de gente con sueños rotos. El sargento Collins
mantiene el orden con tanta facilidad que hasta ha olvidado la palabra forense.
Y en el transcurso de unas obras encuentran unos restos humanos. Envían a un
inspector de verdad. Muy
decepcionante. La terminé porque eran cuatro episodios. Entiendo que en una serie
policiaca de este tipo quieras llenar de traumas y secretos a los personajes.
Tiene que haber cierta sordidez. Pero es evidente la falta de imaginación
cuando empiezas a repetir los conflictos. Puedes definir a un personaje por su
alcoholismo. Pero si lo haces con dos ya suena raro. Hay un conflicto con
lesbianas. Entonces no está bien añadir un conflicto con un gay. Hay un
embarazo deseado. Pero dos ya es feo. ¡Y hasta tres! ¿Y cuatro? Cuando los
secretos y problemas son tan acumulativos y, sobre todo, repetitivos, logras el
efecto contrario al que buscabas: la psicología de los personajes deja de
interesar porque todo resulta forzado y de brocha gorda. El
otro gran problema de hacer algo así es que sabes que el culpable será la
persona con menos conflictos, la más cabal. Yo al menos lo supe. No
compensa.
-Quiero
tiempo. Quiero espacio. Ellos quieren cosas. Leo
muchas críticas negativas. Me parece que se quejan porque no alcanza el nivel
de obra maestra. Yo preferí verla como una película de género (que es lo que
es) y me ha parecido extraordinaria. Nochevieja.
Durante los fuegos artificiales un francotirador acaba con la vida de 29
personas. Lammark, del FBI, requiere a la primera agente de policía que llegó
al escenario: Eleanor Falco. Es
una de esas películas en la que ves la amorosa implicación del director, el
cariño que ha puesto en todos los aspectos. La masacre inicial, la explosión
posterior, el caos, policías, FBI, bomberos… Situación inicial narrada paso a
paso. Luego
la investigación, con personajes trabajados, complejos, con personalidad. Con
una planificación esmerada y un montaje de ritmo milimétrico. Sin
miedo, contra todo pronóstico, nos presenta fugazmente al asesino a mitad del
metraje. Damián Szifrón está tan seguro de que su producto es bueno, que
no necesita trucos baratos. Desde
un punto de vista técnico es impecable. Y
hay detalles tan geniales como ese modo de desalojar discretamente una tienda
en dos fases antes de que llegue la artillería. Con los imprevistos naturales,
claro. Eso es saber generar tensión. Política,
consecuencias de noticias de los medios de comunicación, descontrol de armas,
fuerzas de seguridad queriendo llevarse el mérito… Me encanta ese panorama
general que pinta sin salirse de la investigación. Y saber entrar también al
análisis psicológico del criminal, a esa larga conversación. Y le comprendes. Muy
buenas interpretaciones de Ben Mendelsohn y Ralph Ineson. Y Shailene
Woodley. Muy bien. Muy loable el modo en que está llevando su carrera,
escogiendo antes la calidad que lo fácil.
-Detrás
de cada gran hombre hay una madre muy cansada. No
sé qué leches es esto. No sé qué acabo de ver, de verdad. Más allá de algunos
momentos puntualmente divertidos me ha parecido una extravagancia sin base, sin
fondo. Mal sustentada. Imagínate
una especie de Déjame salir
con complejos edípicos. Suma los traumas de una adolescente pakistaní
inmigrante en el Reino Unido. Añade unos toques a lo Jane Austen.
Después dale un barniz continuo de comedia. El collage es un cuadro cubista
recompuesto sin saber cómo fue el original. Pasan
cosas pero de modo tan arbitrario y aleatorio que a veces se acerca a una
sucesión de gags. Una
adolescente quiere ser doble de acción. Su hermana mayor va a casarse y la
protagonista está dispuesta a todo para impedir la boda. Hay
muchísimas escenas de acción. Muy locas y muy mal rodadas. Si te metes en esos
barrios tienes que hacer grandes coreografías, no lo que se hace aquí.Y tampoco entiendo por qué tiene que haber
tantas. Me parece que también fracasa con el indispensable baile Bollywood. Repito:
me hizo reír en algunos momentos por lo absurdo de las situaciones, pero la
directora (Nida Manzoor) se limita a volcar ocurrencias sin detenerse a ligarlas. Ni a trabajarlas.
No resiste el más mínimo análisis como comedia, como drama o como acción.
-Te
estás extralimitando. Vienes para traducir. -Vengo
para interpretar. La
información que el ejército americano recibe en Afganistán es, por decirlo
suavemente, deficitaria. El sargento Kinley recibe carta blanca para buscar
armas y objetivos talibanes por su cuenta. Con manga ancha. Le acompaña el
intérprete Ahmed. No
hay nada en la película que recuerde el estilo habitual de Guy Ritchie.
Nada de esos montajes juguetones ni elementos humorísticos. Es una historia
bélica de corte realista. Además de su espectacular control del ritmo hay algo
más: momentos que alcanzan un tono épico. La lucha por la lucha, la lucha
contra toda esperanza, luchar porque es lo que se debe hacer. La
primera hora narra la fuga de un hombre que transporta a su amigo herido por
Afganistán. La segunda hora es la lucha para que se haga justicia, la
restitución debida. Hay una extraña simetría emocional entre el combate bélico
y el burocrático. Aquí es una lucha por el honor, cumplir con tu palabra. Eso
que tanto escasea. No
deja de ser un argumento convencional y previsible, pero el director lo eleva
por encima de la media. Buen trabajo de Jake Gyllenhaal y Dar Salim.
1.
Han pasado 217 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Donna Noble comenzó cayendo mal a los seguidores de Doctor Who. Pero terminó siendo una de las companion favoritas de los whovian.
Capaz de gritarle y cantarle las 40 cuando hacía falta. Bien por Catherine
Tate. Esto viene a que, en otoño, habrá tres capítulos especiales (¡3
especiales 3!) con Tenant y Tate para ir abriendo boca antes de
la temporada 14. 3.
Es una pena la cancelación de Agencia
Lockwood. Su primera temporada me pareció sorprendentemente sólida. 4.
David Mamet, a los 75 años, puede permitirse el lujo de decir lo que le
dé la gana. Y la ha liado con la publicación de su libro Himno de retirada, una crítica a lo
políticamente correcto, la representación, lo woke y los recortes de la libertad de expresión. Después de eso, su
próxima película, Assassination,
quizá no vaya a verla nadie. Y le da igual.
La
serie nos cuenta los ajetreados días de Henry Devereaux, escritor frustrado,
jefe del departamento de inglés de una universidad mediocre. Tendrá problemas
con los otros profesores del departamento (debe despedir a 3), con alumnos, su
esposa, su hija, su padre, su madre… Que esté en una universidad mediocre no lo
digo yo. Lo dice él. Y eso le complica más la vida. Es
un producto muy de nicho, con aspiraciones intelectualoides a la vez que
liviana y con toques de suave comedia. Para mí es suficiente con la presencia
de Bob Odenkirk y Mireille Enos. Tengo
un problemilla con los secundarios. Tienen personalidades demasiado marcadas.
Me explico: demasiado marcadas como en una caricatura. Destacan sus orejas
grandotas, sus narices deformadas, pero no llegan a profundizar mucho más en
ellos. Tienen rasgos definitorios que son su esencia inamovible. Divertidos,
funcionan muy bien, pero a veces me parecen poco humanos. Muy útiles en lo que
tiene de comedia pero algo menos creíble en el drama. El
mundillo proceloso de los departamentos de universidad está bien retratado. No
conozco los de Estados Unidos pero su expresión ácida se quedaría corta si se
ambientase en España. Pero sí están esas puñaladas traperas, esos absurdos que
acontecen (lo de elegir un nuevo jefe para el departamento es maravilloso),
esas envidias y frustraciones que los envanecidos profesores universitarios
sufren y gozan. Un
detalle que me gustó: en el 1x04 usan el zoom en una escena para resaltar un
personaje (Kyle MacLachlan). Una de esas rarísimas ocasiones en que usar
el zoom tiene sentido. Ayuda en la construcción de la escena cómica.
-Tú
los buscas. Yo disparo. Empezamos
con el FBI interrogando a una mujer en una casa segura. La mujer dice que la
casa no es tan segura como su nombre indica. Y tiene razón. Una
mezcla de Hanna, El francotirador y cualquiera de
vengadores estilo Liam Neeson. Pero con Jennifer Lopez de
protagonista, una asesina a sueldo retirada que vuelve a la acción 12 años
después, cuando descubre que está en peligro la hija a la que nunca llegó a
conocer. Es
cierto que la hemos visto muchas veces pero en este género no pedimos peras al
olmo. Es entretenida y eso ya es suficiente. Además hay unas cuantas cosas que
me gustan. Nunca sabremos el nombre de la protagonista. No abusa de diálogos.
La vigilancia, la espera, la acción, no precisa de palabras. Deja que las
imágenes lo cuenten y logra generar la adecuada tensión. También todo ese tramo
hasta que Zoe hace la pregunta. Las escenas de acción, sin ser espectaculares
ni locas, son bastante físicas y tienen cierto ingenio. Obviamente después de John Wick 4 todas se quedan cortas,
pero al menos no son rutinarias. Esa persecución por las calles de Cuba está
bastante bien. Y,
con lo que a mí me gustan los ambientes fríos, el final en Alaska, motos de
nieve, bosques y demás parafernalia, fue muy disfrutable. Niki Caro es buena directora de
modo que, aunque el guión sea previsible, es un film bien ejecutado y da lo que promete.
Realmente
detrás de esta película pudo existir un clásico. Como Cuenta conmigo o Los
Goonies. 12 años de reescritura del guión la han transformado en algo
muy sugerente (lo que pudo ser) y, al mismo tiempo, en fácilmente olvidable. Una
road movie de adolescentes en la Luna
es el núcleo. Se puede sacar oro de ahí. Pero el prólogo es muy largo y el
epílogo también. La aventura queda circunscrita a un corto recorrido, los
sucesos son un poco simples y, para qué engañarnos, el propósito en sí, la
metáfora, la formación de esa amistad, no es tan relevante como quisiéramos. Una
Luna con secretos del pasado debió encerrar ideas más grandes. Emplear la mayor
parte de la aventura en el juego de botellas de oxígeno se antoja un
desperdicio enorme. De oxígeno, claro, pero sobre todo de ideas. Me
habría gustado mucho ese toque nostálgico, doloroso, del final si me lo
hubiesen contado de otra manera. Tal como está es un corte abrupto, casi como
otra película diferente. En
fin. Como muchos guiones malditos alguien decide sacárselo de encima de una vez
y el resultado nunca es lo bueno que debió ser. La película se queda en tierra
de nadie. Ni para niños ni para adolescentes ni para adultos. Una
pena porque probablemente nadie vuelva a hacer una road movie de adolescentes en la Luna. Y es una idea buenísima.
Creo
que el director de fotografía es primo del de El cazador de recompensas. No tan malo, pero casi. Los
guionistas primos de los de Perry Mason. No tan malos porque al menos han respetado algo de la esencia. Es
aburridísima y me cuesta entender que una película basada en el detective lo
sea. El problema fundamental es que los personajes no dejan de hablar. La
historia no la cuentan las imágenes. Tenemos
a Liam Neeson, a Diane Kruger, Jessica Lange y Alan
Cumming. Pero sólo hablan. En serio: ni siquiera interpretan: hablan.
Hablan y hablan. De modo lánguido, perezoso, sin importar la situación o lo que
esté pasando. 1939.
Al despacho de Marlowe entra una mujer. Ella pide que encuentre a su
desaparecido amante. Hay
tres o cuatro ideas afortunadas que intentan emular algo lejanamente parecido a
Hitchcock. Pero con torpeza. Una película demasiado sedante.
1.
Han pasado 210 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Con mucho retraso se estrena El cazador de recompensas. Puedes leer la crítica aquí. La película no va
muy allá, pero si encima la maltratan postergándola… 3.
Sucede un año más. Llega la fiesta del cine y los estrenos son, cómo diríamos…,
¿flojitos?. Cuanto más pienso en los mecanismos de distribución del cine
español menos los entiendo: van contra la lógica, contra lo que hace todo el
mundo, contra la realidad. Ignorando la existencia de otras ventanas, plataformas,
otros países, piratería… Como si sólo existieran ellos. 4.
Soy muy partidario de la huelga de guionistas, sobre todo porque llegarán menos
productos. Con un poco de suerte podremos prestar atención a cosas pasadas. 5.
Cráter es un guión que llevaba
12 años dando vueltas. En estos casos siempre pasa lo mismo: es arriesgado, es
complejo, le dan vueltas, lo suavizan, lo simplifican y, tras múltiples reescrituras,
llega a Disney y sale la fotocopia, el clon. No sé. La veré por su ambientación
en la Luna pero me gustaría muchísimo leer el guión original. Y me gustaría
equivocarme al prejuzgarla. 6.
Tras vendernos durante años que Stranger
Things ya estaba rodada, ahora descubrimos que han detenido el rodaje
por la huelga de guionistas. ¡Que esos niños ya son viejos!
Por
un lado Will Trent y la agente Mitchell, del GBI (no sé por qué llaman GBI al
FBI, como en las novelas de Stephen King). Por otro la lado el inspector
Ormewood y la inspectora Polaski de la policía. Dos casos por capítulo aunque a
veces se conectan. Pero la conexión directa es entre Trent y Polaski. Típico
caso del día, las típicas parejas de polis, las típicas dinámicas. Hasta tiene
la típica cantidad indecente de capítulos (13) de las antiguas series. Pero
se evade de todo eso. Una narrativa más compleja de lo habitual, personajes con
más fondo, esmero en la planificación y secundarios que enseguida destacan
porque tienen una personalidad definida. Está
bien escrita, con buenos guiones en general. Admito que los casos detectivescos
son apresurados la mayoría de las veces, que a veces dejan suelto al malo para
que vuelva y hay alguna que otra chapucilla. Pero lo importante está en los
protagonistas. Tienen más traumas que las personas a las que detienen. Vaya
historias. Además alternan el puro drama con diálogos chispeantes, crean situaciones
caóticas y dinámicas entretenidas en la relación de los personajes. Un
procedimental policiaco al uso pero, en mi opinión, el mejor de ellos en la
actualidad. Han sabido coger el punto a los personajes y potenciarlos. Un
ejemplo: los polis interrogan a los ancianos de un geriátrico y el GBI a un
grupo de universitarios. Y confluyen con el tema de la pizza. Lo menciono
porque tiene muchas ocurrencias de este tono que la hacen especialmente
atractiva. La
historia de un tipo, con traje de tres piezas, que lee con facilidad la escena
de un crimen pero no un libro.
¿Eres
paranoico? ¿No? No te preocupes. No pasa nada. Cuando termines la temporada lo
serás. No se te ocurrirá volver a dar tu móvil a un servicio de correo
electrónico y mucho menos a una Inteligencia Artificial. Me
ha encantado. Me lo he pasado pipa. Una
trama rocambolesca, loquísima, con giros y giros y giros. Muy tramposa, es
verdad, pero qué bien hacen las trampas. Una partida de ajedrez descabellada
por el control de los datos de una nación. Manipulaciones, extorsión,
suicidios, asesinatos… O igual todo es apariencia, noticias falsas, engaños.
Una partida de ajedrez en la que Weir siempre va muchos pasos por delante.
Incluso cuando parece que no. O al revés. Tal vez sólo sea otro trampantojo
porque no es obligatorio que Jack BauerKiefer Sutherland tenga
razón. Pero
lo mejor de todo es que, si se la hubiesen tomado totalmente en serio, no
habría colado. Ficarra y Requa se muestran muy hábiles al
introducir el humor apropiado en los momentos oportunos. Lo de Homm y su
afligida esposa es de traca. Qué astutos al jugar con nosotros también en el
humor. Los momentos más delirantes están tratados con comicidad. Para luego
regresar al drama en las partes más verosímiles. Da
gusto ver que aún hay series que te engañan con sus trucos en la manga. Ese
secuestro del último capítulo qué tramposo es para engañar al espectador y qué
bien funciona. Estamos ahí, tratando de averiguar de quién es la mujer y… Me
alegra que la hayan cerrado bien cerrada. Si hay segunda parte los trileros
tendrán otra bolita escondida en la mano. Hacía
mucho que no me engañaban tanto en el cine. No puedo decir que lo veía venir
desde lejos. Y eso está muy bien.
Se
agradece la mezcla de estilos artísticos y culturales. No son los dibujos
tópicos de siempre. 1.
Sith: Habla sobre el Arte como
vía de redención. Me interesó. El
estilo está entre acuarela o acrílico, con muchas manchas, muchos vacíos
blancos. Muy pictórico. Voces originales de Úrsula Corberó y Luis Tosar. 2.
La cueva de los chillidos. Adopta
un estilo semejante al de El libro de
Kells. No es raro pues el director es uno de los fundadores de la
productora irlandesa. Un capítulo un poquito perturbador y ambiguo. 3.
En las estrellas. Un stop motion algo previsible pero
agradable. 4.
Yo soy tu madre. Otro stop motion pero a cargo de los
maestros: los estudios Aardman. Una carrera de vainas. Simpatiquísima. El
capítulo menos complejo, el más alegre y optimista. Pura diversión. 5.
Viaje a la cabeza oscura. Estilo
anime. Viene de Corea. Con un mensaje muy propio de japoneses y coreanos en
planteamiento y resolución. 6.
La bailarina espía. Dibujo minimalista.
Demasiado francés, extrapolando la Resistencia de Star Wars a su inventada resistencia de la II Guerra Mundial.
Pesaditos que son. 7.
Los bandidos de Golak.
Animación clásica pero con un colorido (qué preciosidad) y ambientación estilo
India. Un asalto al tren y unas peleas como sólo Bollywood sabe hacerlas. Me
gustó mucho. El final es lo menos indio de todo, pero no tiene por qué ser un
problema. 8.
El hoyo. Estilo convencional.
Rarito. No me gustó mucho. Curiosamente es de los propios estudios Lucasfilm.
Parece que los demás supieran mejor por dónde deben ir los tiros. 9.
La canción de Aau. Una mezcla
muy interesante de fondos digitales minuciosos y stop motion. Un colorido maravilloso y otra forma de expresar la
Fuerza. En
general la temporada me ha gustado bastante por lo que indiqué al principio
pero también porque hay mucho Jedi y mucha Fuerza sin familia Skywalker. Capítulos con una duración
de unos 15 minutos.
Philippa
Langley: divorciada, dos hijos, un trabajo en el que no la valoran, fatiga
crónica. Obsesión con Ricardo III. Tanto que en 2012 descubrió dónde estaba
enterrado. Y eso es lo que cuenta la peli. La
trama es interesante. La lucha de Philippa es sorprendente, haciendo frente a
arqueólogos, instituciones, universidades, buscando financiación… El
modo de contarlo es otra cosa. Me da que Stephen Frears andaba
desganado. A la película le falta ritmo, es sosilla, muy mecánica en la
ejecución. Y tenía buen material para tirar de personajes: todos esos frikis
extravagantes de las Sociedades de Ricardo III (hay gente para todo), el baboso
de la universidad de Leicester, otras gentes del perímetro, las "apariciones" de Ricardo III… La
sensación es que el reparto está muy entregado pero el director no. Sally
Hawkins, como siempre, haga lo que haga, lo da todo. Y también está muy
bien Steve Coogan, bastante comedido. Una
película agradable, con final agridulce (ya te puedes imaginar que se lleva la
fama el que menos la merece). Como la historia es realmente interesante me
parece una oportunidad desaprovechada. La vida de esta mujer merecía algo más.
-89P13. Cuando
James Gunn hizo la primera Guardianes
de la Galaxia le dieron carta blanca. Iba a su bola. Para hacer una
peli de inadaptados había que adaptarse lo menos posible a los esquemas de
Disney. La segunda no tuvo tanto margen pues debía encajar con otras pelis de
Marvel. Esta
tercera es la despedida de Gunn. Adiós a Marvel, hola DC. Y también hace
lo que quiere. ¡Hasta dicen tacos! Rocket morirá en 48 horas. Salvarle la vida será la misión de los
Guardianes. No será salvar la galaxia ni evitar el apocalipsis. Pero como siempre
van de lío en lío, tal vez una cosa lleve a la otra. Es
un raudal de diversión, hay muchas, muchas tonterías, pero son graciosas y a
veces hasta descacharrantes. Es emotiva en todos los flashback de Rocket y logran cosas dolorosas que debieron lograr,
qué se yo, con la muerte de Gwen Stacy en Spider-man, por ejemplo. Y hay imaginación para construir
mundos galácticos y criaturas diversas. Aquí sí existe por fin un verdadero
diseño de producción original. Drax
y Mantis siguen siendo un dúo cómico maravilloso. Gamora tiene una nueva
personalidad, con más profundidad, coherente. Me encanta ver por ahí a Nathan
Fillion (por cierto: el tema de fondo tiene mucho de Serenity) o Sylvester Stallone
en papeles pequeños pero muy a tono con lo que se espera de ellos. ¿La
pega? Que si se hubiese terminado a los 105 minutos habría sido redonda. Pero
se alarga con la inevitable refriega interminable. Aunque la pelea en el
pasillo de la nave merece la pena verse, no lo niego. Hay
una escena entre los créditos y otra postcréditos. Me
lo pasé muy bien. Ahora prepárate porque temo que lo que venga de Marvel, a
partir de aquí, no habrá por dónde cogerlo.
1.
Han pasado 203 días desde el final de El
señor de los anillos: Los anillos de poder y Amazon aún no ha despedido
a J.D. Payne y Patrick McKay. 2.
Retrasan Elemental.
La última de Pixar se verá en España un mes más tarde que en la mayor
parte del mundo. No sé la razón. 3.
Los pacientes del doctor García.
Vi dos capítulos. Lo peor del año. No se salva ningún aspecto técnico. Ni
interpretativo. ¿Por qué sigue existiendo TVE? Estoy absolutamente seguro de
que, mientras rodaban la serie, sabían que estaban haciendo una porquería. Se
nota hasta la desgana que ponen. Y les importó un pimiento. A ver: que es que
hasta hace daño en los ojos. 4.
Mi amigo Luis, más valiente que yo, ha visto tres capítulos. Asegura que en el
tercero está el combate de boxeo peor filmado en toda la historia del cine. 5.
Tras Stranger Things los hermanos Duffer ya tienen nuevo proyecto:
The Boroughs. Parece que va de
alguien que nos roba el tiempo. Suena un poco Momo pero seguro que no van por ahí los tiros. 6.
Avatar ha superado en España
los 51 millones. Super Mario
los 20 millones.
Kate
trabaja para la CIA en cuestiones de Oriente Medio. Por alguna razón
desconcertante la destinan como embajadora en Londres. Es un momento delicado
porque han bombardeado un portaaviones británico y el Primer Ministro, por otra
razón desconcertante, ha decidido culpar
a Irán. Debora Cahn demuestra que ha sido
alumna aplicada de El ala oeste de la
Casa Blanca y de los culebrones de Shonda Rhimes. Y utiliza a Sorkin,
obviamente, para la trama geopolítica. Luego, para que la gran masa no se vaya,
lo reviste con algo burbujeante de conflictos maritales, choques de amistades,
diálogos y situaciones un poco salidas de madre. Algunas, francamente, me han
parecido un poco payasadas: esa pelea (muy literal) de Kate y Hal en el jardín
es loquísima. Seguro que a muchos les gusta pero yo habría preferido que
desapareciera todo el estilo Shonda Rhimes. Es cuestión de gustos, desde
luego, pero cada vez que sale algo así el relato pierde verosimilitud a chorros. He
disfrutado bastante los tejemanejes políticos y de espionaje. Están bien
escritos, hay intriga, el argumentos se construye con esmero y los diálogos
fluyen con ingenio. Por eso las concesiones al culebrón, a lo populachero, se
me hicieron pesaditas. Mi
momento favorito es el encuentro entre el embajador ruso y la embajadora
americana. Qué genial el ruso. La
temporada termina con brusquedad dejando todo en suspenso, sin cerrar nada,
como si fuese un capítulo más. Y eso tampoco está muy bien.
A
veces el director toma una opción que el espectador ve claramente como errónea.
Supongo que coincidirás conmigo en que la primera escena sobra. Desde un punto
de vista narrativo suprime parte del misterio y, desde un punto de vista
estético, su supuesta ambientación en 1946 tampoco aporta nada. No hay nada que
realmente indique que están en ese año. Siguiendo
con la estética no me gusta nada su fotografía. Otra película cuya pesadez con
el sepia y la desaturación la hace difícil de digerir y no tiene ninguna razón
de ser. Un
abogado comunica a los Adams que han heredado una propiedad en Oregón. Padre, madre
e hija van para allá. Es una casa, con un bosque, con playa… Y con un tanque de
agua que aloja… algo. Una
película de terror demasiado convencional. Pienso que ese error inicial del que
hablaba se debe a que es un film demasiado calculado: esto va aquí, esto allí,
ahora toca susto, ahora sugerir, ahora tomar una decisión estúpida… Por
otra parte, todos sabemos que las plantillas funcionan. Para eso están. Si uno
no es muy exigente puede pasar el rato. Pero nada más. Lo
mejor: la propiedad se llama Hobbit’s Bay. Pero no son hobbits lo que hay allí,
te aviso. Hay
otra escena entre los créditos finales.
No
es en sentido estricto una película. Es una obra de teatro filmada. El
escenario es un pequeño cuadrado con dos cajas. El público se dispone a los
cuatro lados. Los intérpretes entran y salen por los pasillos de losvértices. Sam
está atrapada en un multiverso de obras de Shakespeare. Descubre que
Porcia es, en realidad, otra persona atrapada llamada Jen. Sam le explica las
reglas para salir de allí. La salida es a través de la obra de Enrique IV; si un personaje le habla,
ella puede contestar cualquier cosa con tal de mantener el ritmo (usar 10
sílabas, 4 sílabas para seguir con 6, o lo que sea para que el verso sume 10). Pero
Jen, imprudente, comienza a introducir ideas modernas en los personajes y éstos
comienzan a cuestionarse la monarquía hereditaria, la masculinidad tóxica, la
política exterior pacifista o que los afeminados tal vez estén bien. Eso
es peligroso porque pueden caer en Hamlet.
Claro, que peor sería Tito Andrónico. Una
obra de teatro experimental, minimalista, que trata de conjugar el teatro de Shakespeare con el teatro moderno.
Un choque del que, a grandes rasgos, sale bien parada. No tengo claro su
mensaje. Sólo son explícitos en los aspectos de género (cosa que me parece mal)
y alegóricos en lo demás. Quiero decir que hay un tema sobre el que se muestran
didácticos y no debería ser así. Para
público muy minoritario. Muy, muy minoritario. No sólo es bueno haberse leído a
Shakespeare sino que sus
extravagancias, más allá de lo cómico, puede que no aporten gran cosa. En
cualquier caso se recomienda verla con una Coca-Cola Light. Por si acaso quedas
atrapado en el escenario del mundo.