7/11/21

Más dura será la caída

Entre
Sergio Leone y Quentin Tarantino. Sin tanto ingenio, claro.
Nat Love era un crío cuando Rufus Buck mató a sus padres. Ahora ya no es un crío y busca venganza.
Tiene muchas cosas buenas (recuerda: Leone, Tarantino) y algunas malas.
Empecemos por las malas. Sí se maneja bien en la agudeza de los diálogos cortos pero no es tan hábil como se cree con las parrafadas largas. Eso hace que el ritmo flojee. Organiza, por algún motivo que desconozco, una trama de aires complejos para algo que es bastante sencillo. El guión es su parte más débil. Ese es un problema gordo, la verdad.
Todo lo demás está bien: plantear un western con intérpretes negros, presentar bien a los personajes, dotarlos de psicologías definidas, atención a los detalles, una banda sonora atractiva y un estilo seguro de sí mismo.
También hay algunas escenas humorísticas (el jovencito rápido con las armas que lleva el discurso preparado para batirse en duelo o el atraco al pueblo de blancos). Hay un tiroteo final larguísimo que está bien montado para que no canse y nos ofrece la pelea entre las dos mujeres, la del bombín y la del sombrero de copa, en un local de tinte que, cosas mías, me recordó un poco a Hero (sin gente volando).
No se convertirá en un clásico pero resulta muy entretenida. Que las dos horas y veinte no pesen (o sólo en unas pocas ocasiones) es prueba de ello.

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