22/9/25

Sirat. Trance en el desierto

-Cuando salga del shock, será atroz.
Mar desapareció hace 5 meses. Su padre y hermano la buscan en las rave de los desiertos de Marruecos.
Para mí tiene algo de narrativa mitológica, de Ulises buscando a Penélope, de Orfeo a Eurídice, de los Argonautas en sus locuras. De Centauros del desierto. Hay peculiares resonancias religiosas: una cruz de luz en el muro, la Meca en la televisión… Y está ese toque hipnótico, alucinógeno, del ritmo electrónico de las rave. Al mismo tiempo se oyen noticias de la III Guerra Mundial, de los países alineándose en dos bandos y en las rutas desérticas circulan vehículos militares.
También puedes ver una tragedia griega, mazazos dramáticos inesperados que te dejan helado. En toda épica viajera pierdes compañeros de viaje por el camino y ganas otros. Pero, la verdad, ¿es necesario ser tan cruel?
Es una mezcla que el director maneja consciente de estar saltándose los caminos trillados. Su lenguaje y estructura no son convencionales. Es la clásica historia del viaje, con los obstáculos que ponen a prueba al protagonista, pero contada de un modo muy moderno.
Personajes lisiados. Física y emocionalmente. Y la vida no los va a tratar mejor de lo que hizo hasta ahora.
Sergi López se adentra en Sirat, el puente que une infierno y paraíso, estrecho como un cabello y más afilado que una espada.
Muy dura.
¿Buena? Sí. ¿Para todo tipo de públicos? Ni hablar, es preciso tener cierto gusto cinéfilo, apertura a esquemas mentales diferentes. ¿Es adecuada para los Oscar? Para nada. Esto los americanos no lo van a entender. Espero equivocarme.
El añadido de Trance en el desierto es la típica majadería de los tíos que ponen los títulos sin ver la peli. Si la han visto no la han entendido.
Porque lo que plantea es la pregunta acerca del sentido de la vida, de las injusticias del mundo, la frustración ante lo que no entendemos.
-¿Cómo? ¿Cómo funciona esto?

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