La
película dura 80 minutos y le sobran, no sé, ¿60? No se puede
hacer este cóctel y salir indemne. No puedes hacer ciencia-ficción
de terror a lo Alien y luego a lo buen rollo tipo
Encuentros en la tercera fase y luego a lo sentimental
de E.T. Demasiado complicado. Tal vez es posible, pero
entonces el guion tiene que consistir en algo más que una señora
solitaria caminando entre sustos por pasillos. ¿Por qué no la
acompaña alguien? ¿Por qué no su familia?
Las
reacciones no tienen lógica. Laurence Fishburne actúa como
si todo fuese rarísimo, incluso cuando contempla las cámaras. Y
luego descubrimos que es el tipo que más sabe del asunto. ¿Actuó así
sólo para engañar al espectador porque es consciente de que está en una película?
Samantha
(una esforzada Kate Mara, hay que reconocer que se tomó su
interpretación en serio) llega de una misión en el espacio. Algo
agujerea su cápsula y su casco. Sobrevive por poco. Mientras se
recupera en una casa empiezan a suceder cosas extrañas.
Que
nunca nos van a explicar.
No
buscaré razones al giro final pero es curioso que cuantas más
respuestas ofrece más preguntas plantea.
La
calidad de la imagen, fotografía y puesta en escena demuestran que
hay un presupuesto decente aunque los escenarios sean escasos. Pero
es una película sin ningún respeto por la inteligencia del
espectador. Hay cosas de serie B mucho más honradas.
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