20/9/25

Afterburn (Zona cero)

El
star system tuvo su sentido: atraía público al cine. Pero ahora ya no hay estrellas. Hay famosos: actores, cantantes, streamers, youtubers, influencers, gamers… De Estados Unidos, Corea, Japón, China, India…
Pero estrellas no hay.
Esto viene a que uno de los grandes males del cine yanqui es seguir con el sistema de estrellas. Se gastan en famosos -no estrellas- un pastón que no deberían gastar. Por eso Japón hace Godzilla con 15 millones y Estados Unidos con 115. O 200.
Así que, cada semana, llega a los cines un truño que no debería estar ahí. La semana pasada fue Fritos a balazos. Llegó a los cines porque tenía famosos -no estrellas, pero pagados como si lo fuesen- cuando nunca debió salir de una plataforma. El dinero gastado en el reparto debió tener otro destino.
Y esta semana le toca a Afterburn, otro desastre con Dave Bautista, Olga Kurylenko y Samuel L. Jackson (creo que sale menos de 10 minutos) cuyo sueldo se podría haber empleado mejor. Ojo: lo entiendo. No puedes cortar por lo sano. El error está en seguir manteniendo el sistema. Si el dinero gastado en famosos -no estrellas, ¿entiendes?- se hubiera gastado en darle vueltas al guion, mejor planificación, más días de rodaje, etc. otro gallo nos cantaría.
Un mundo postapocalíptico, un buscador de tesoros (o de lo que sea), un rey.
El guion no tiene sentido. No tiene sentido el objetivo ni el pago ni que le encuentren sus contactos en Francia ni que le persigan (¿por un cruce de miradas?) ni el coche blindado sin lunas en las ventanas ni ninguna de las consecuencias derivadas de lo anterior. Sobrevivir al tren. Tremendo.
Diálogos malísimos que se creen graciosos e ingeniosos.
Muy mala. No entiendo cómo se ha estrenado en cines.

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