22/7/23

Oppenheimer

Pues lamento ser una de las voces disonantes.
Diálogos, diálogos, diálogos. Me fatigó tanto plano y contraplano, tanto montaje de puntitos y ondas, tanto intento por evadirse de las estructuras típicas de los biopics para abrazarlos todos.
Otra cuestión, más subjetiva, es que, tal vez, me importa un bledo Oppenheimer. Acudo a la peli para descubrir algo sobre él, sobre su psicología, su drama. Y no aporta nada. Un genio de la física que jugueteaba con el comunismo. Nada de su ser íntimo.
No veo la habitual dirección de Nolan, la potencia de sus imágenes, la capacidad de convertir en épica cómo alguien se rasca una oreja. No hay alardes técnicos, sólo un montaje caprichoso que disimule los clichés.
Oppenheimer es uno más de los miles de biopics que existen: un relato de datos y, como hay muchos datos, dura tres horas. No ahorra ni uno. En vez de crear un retrato psicológico, un esfuerzo de ir a lo esencial, toma el camino fácil. Tal vez porque a Nolan sí le gusta Oppenheimer y su cuántica. Pero, sinceramente, no veo mucho cine detrás.
Tampoco me parece un acierto que el clímax ocurra a las dos horas y luego tengamos una hora más de juicio. Durante las dos primeras horas sólo Matt Damon, imprime ritmo e intensidad en las escenas que aparece. En la última hora sólo merece la pena Emily Blunt. Apariciones breves con un poquito de fuerza, diluidas en un discurso innecesario.
Sinceramente: casi podría ser una obra de teatro.
Soy un gran defensor de Nolan. Hasta defiendo Insomnio. Pero esta vez no. Me he aburrido muchísimo. Dudo que alguien quiera ver esta película por segunda vez.

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