6/7/23

Nimona

Un plebeyo gay quiere ser caballero. Contra todo pronóstico lo consigue y su primer acto es matar accidentalmente a la reina.
Me gusta su idea general: una sociedad medieval en un universo tecnológico futurista. A veces casi Blade Runner. O, al menos, El quinto elemento. Me gusta su estética. Sencilla pero consciente de lo que quiere ser en todo momento.
No es tan original como la pintan por ahí. El comienzo está claramente inspirado en el de Shrek. Por otra parte Nimona es un personaje divertidísimo, pero réplica de un minion: alguien que se pega a un villano (o a quien cree villano) para ser su compinche (y sacar tajada). Totalmente caótica, descontrolada.
Lo que no acaba de convencerme es que se queda lejos del supuesto espíritu macarra y subversivo que buscaba.
En realidad lo que menos me convence de todo es que tienes a Nimona, una metáfora perfecta sobre la representación, sobre ser diferente, sobre ser lo que quieras, sobre la elección de vida y, como no confías en la inteligencia del espectador, mandas la sutilidad a freír espárragos y haces algo para que lo pillen los más tontos: un gay explícito. Por favor…
No sé que me cansa más, si la representación o los multiversos. Estoy ahí, ahí. Espero que ambas cosas terminen el mismo día. Nimona podría hacerlo. Si la dirigiese alguien sin miedo.
Lástima. Tenía mucho potencial y acaba por volverse manipuladora: eres malo si no eres diferente. Y la pregunta de siempre: ¿diferente a qué? Todos somos diferentes, ¿no? Con nuestros problemas intransferibles, nuestros traumas, nuestra particular visión del mundo.
Y, a ver: ¿a nadie le parece tóxico que nuestro caballero vuelva con su novio tras las perrerías que le ha hecho? Que es que a mí el descendiente de Gloreth me parece lo peor. En una relación hetero la chica jamás volvería con semejante mamarracho. Sólo el peinado debería hacerte sospechar.
Más clichés de los que esperaba.

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