27/3/23

The Undeclared War. Temporada 1

La serie tiene muchas cosas interesantes y planteamientos sugerentes. Ofrece una perspectiva de lo que tal vez es un asomo a la guerra cibernética que se disputa en la geopolítica mundial, esa guerra no declarada y permanente.
Son interesantes los dos niveles: el hackeo y los bots de redes sociales. Son interesantes las ideas de fondo. Son interesantes las dinámicas de poder. Noticias falsas, manipulación de la población, convencer a todo el mundo de que todo es mentira de modo que gana quien mejor miente, crear un problema que no existía para fingir que lo resuelve uno mismo o para agravarlo por intereses políticos…
Muy interesante. Pero su traslado a lenguaje cinematográfico no siempre funciona. El drama familiar de la protagonista me sobra casi por completo. Esas imaginaciones, ese espacio mental en que los personajes se refugian a veces como fontaneros, no resuelven nada. Son más confusas que aclaratorias.
Los malos son, obviamente, los rusos. Los británicos, tras el Brexit, están hechos un lío y culpan a esas granjas de bots rusos, a la manipulación de la población. Sospecho que en primer lugar la culpa es de uno mismo por crear ciudadanos manipulables y enfrentados entre sí. Políticos que mienten sistemáticamente y, aún así, se les sigue votando. Personas que leen sólo aquello que apoya su ideología. Es lo que han construido, así que no deberían quejarse.
Me ha gustado mucho la cuestión de fondo, me seduce cuando entra a la guerra cibernética en sí. Pero los personajes no me han enganchado. Sus historias me han sonado a falsas o a cliché o me parecen innecesarias. Poca personalidad y carisma. Todo eso se traduce en arritmia.
Curiosamente son dos secundarios los más atractivos: Mark Rylance, siempre solvente, y Simon Pegg en uno de sus raros papeles serios.

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