Me
gustaron mucho dos personajes femeninos. La dura Lou con su lado tierno y la
tierna Holly con su lado duro. Lou evolucionó mucho mejor que en la primera
temporada. Dejó de ser la lesbiana cliché para convertirse en un personaje
auténtico en el que alternaban fortaleza y traumas. Y Holly… Bueno, Holly
simplemente es encantadora, ¿no?
También
me gustó el discurso de Jerome acerca de por qué no quiere volver a Harvard. La
desconexión de la universidad con el mundo real, la vaciedad, su frialdad, su
supuesta superioridad moral, su pretenciosidad.
Tratándose
de Stephen King supongo que era inevitable que la serie terminara por
volverse hacia el lado de la fantasía. La cosa es que, pese a todo lo que adoro
la fantasía y la ciencia-ficción, aquí es como una pedrada en los ojos, como
una patada recibida en un mal sitio.
Lo
siento, pero no encaja para nada. Porque una investigación policial en un mundo
de juegos fantásticos no sirve de nada. Las reglas se rompen de modo caprichoso,
a conveniencia, y la investigación, supuestamente lógica, da saltos
inadmisibles.
Me
costó terminarla. Lo hice por Lou, Holly y algunos buenos momentos aislados. La
verdad es que hay muchos buenos momentos. A ver qué hago con la tercera, pero
como siempre he ido con retraso en esta serie, supongo que me enteraré de su
tono antes de meterme en ella.
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