-Yo
mismo la enseñé a disparar. Si ella os hubiera disparado estaríais muertos, que
conste en el informe.
Una
agente del FBI desaparece y es dada por muerta. Seis años después reaparece. Si
este punto de partida te parece inverosímil no te preocupes porque en el primer
capítulo hay otros dos giros igualmente locos. Eso sólo es el comienzo y esa es
la ventaja de Absentia. Que no
te engaña en ningún momento.
Emily
(Stana Katic) sale de un secuestro de seis años y lo que le viene encima
va a ser peor. Acusaciones, persecuciones, conspiraciones, más secuestros,
experimentación en humanos, mafia rusa, instituciones mentales, casualidades
imposibles para despistar… La serie va mezclando todo sin ningún problema y
dejando cabos sueltos por todas partes, pero ¿a quién la importa? Si uno la ve,
sin más, ni siquiera le da tiempo a pensar por qué no siguieron con ese testigo
o qué se hizo de aquél otro. Antes de que puedas pensarlo ya ha salido otra
cosa, otro giro de guión, otra vuelta de tuerca. Al final hasta recuperan uno
de esos cabos sueltos para dejarlo como escena de suspense para la próxima temporada.
En
el fondo es El fugitivo en
versión femenina. Una mujer que no tiene más que su ingenio frente a la
maquinaria del FBI.
Mi
personaje favorito es el padre. Viejo poli retirado confía por completo en su
hija. Tiene reflejos, acude a otros polis jubilados, desvía las preguntas o, simplemente,
calla.
Para
ver en piloto automático.
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