Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
1954.
Tres hombres son contratados para proteger (es decir, tomar como rehenes) a una
mujer y sus hijos mientras el padre va a recoger un documento. Los tres aceptan
con tal de que el encargo no venga de Frank Capelli. Ni de Aldrick Watkins. Por
supuesto las cosas se van a complicar. Pues
va a estar entre mis favoritas del año. Es una de esas pelis que sabes que te
va a gustar, que va a ser buena, en cuanto ves la escena de los créditos
iniciales. Su fotografía, su ritmo, su estética, ambiente, música… Soderbergh levanta una mano y
tiene a su disposición un aluvión de actores dispuestos a ponerse a sus
órdenes. Don Cheadle, Benicio del Toro, Brendan
Fraser, Julia Fox, Amy Seimetz, Katherine Banks, Kieran
Culkin, David Harbour, Jon Hamm, Ray Liotta, Matt
Damon… Una
trama que empieza despacio, sencilla y que progresivamente se complica. Un robo
(o varios) que implica cada vez a más gente. Sólo muy avanzada la película entendemos
hacia dónde va. El misterio está en cuál es el objeto a robar y las
implicaciones que eso tiene. Hay
muchas formas de contar casos históricos de corrupción empresarial y política,
pero este acercamiento esquinado de Soderbergh me parece muy ingenioso.
Mantiene el suspense sobre la verdadera cuestión y, aunque no sea verídico,
resulta más atractivo que cualquier documental o pseudo-documental basado en
hechos reales. Que tampoco son nunca verídicos.
Orfeo
y Eurídice. Me
gusta la idea de este cine negro encubierto. El detective privado ha sido
sustituido por un tipo que tiene una máquina que te hace revivir los recuerdos
con total nitidez. Y pueden ser visualizados por los demás. A veces, el fiscal,
le pide que la use en interrogatorios. Hay mujeres fatales y bebedores de
whisky en la penumbra y gente mafiosa y polis corruptos y un protagonista que
recibe palizas… El
envoltorio es un mundo levemente post-apocalíptico, con ciudades anegadas de
agua y toques de ciencia-ficción que navegan entre Blade Runner y Origen.
La estética se conserva retro, como de los años 50, hombres con sombrero,
vestidos de noche, muebles de la época. Pero
Lisa Joy no es su cuñado. No tiene por qué serlo, claro. Lisa Joy
trata de emular a Christopher Nolan pero donde él impacta con la imagen
ella pretende hacerlo con la escritura. Pero esto no es un libro, es cine. Todas
esas parrafadas de voz en off
deberían sustituirse con acción. No me refiero a la acción de tiros y peleas.
Acción de hechos, de acontecimientos. Todas esas rutinas verbales deberían
abreviarse con unas pocas imágenes. Sí está bien escrita y los personajes
tienen poso. Más aún si les dan vida Hugh Jackman y una espléndida Thandie
Newton. Quiere
vender que los recuerdos son melancolía, así que ese tono tiene la historia.
Pero no es lo que pedía. Es cine negro y requiere energía, fuerza. Se hace
plúmbea en muchas ocasiones. Tenía
potencial para ser muchísimo más pero se queda en una cosita poco memorable.
Como
siempre que se cuestiona el Estado de Derecho, la parafernalia jurídica, las
tonterías burocráticas, el compadreo entre jueces y políticos, como siempre en
esos casos, mi interés crece mucho. Así que toda la trama de Mandy Patinkin
me encantó. Gente que hace las cosas de forma distinta, al margen del sistema,
porque es lo razonable. Mandy Patinkin y su juzgado 93/4 (a lo
del arbitraje deberíamos darle un par de vueltas) fue maravilloso. Mi
sensación es que se ha convertido en una serie muy extraña, que ha evolucionado
hacia líneas más fílmicas, más experimentales. Los guiones del matrimonio King
se liberan cada vez más de la realidad. Dejan el ancla en la caracterización de
los personajes pero luego vuelan libres para hacer lo que les da la gana. Eso
significa que, en ocasiones, se vuelve bastante loca en situaciones. Arriesgan
y por tanto no siempre les sale bien. Pero arriesgan, que es lo importante.
Aunque, claro, el fracaso depende de cada espectador. Las alucinaciones
post-covid de Jay se me hicieron cargantes. Se
podría hablar de muchas cosas. Los nuevos personajes que no llegaron a la
altura de los que se fueron, su visión de la historia reciente (ese final en el
juzgado 93/4 es una parodia astuta del asalto al Capitolio), la
legalización de la marihuana… Pero
me pareció peliagudo un capítulo sobre el tema racial y las minorías. Cómo los
negros juegan sus armas, cómo cada vez surte menos efecto porque son más
iguales o porque ya resulta cansino y cómo el arma que sigue funcionando
definitivamente es la baza gay. Ahí descubrirán que es más efectivo hacerse
pasar por lesbiana que usar la herramienta racial. Y evidencia que hay
privilegios en las minorías. Un tratamiento inteligente, polémico, complejo,
con aristas. Y
creo que nunca lo repetiré lo suficiente: qué grande es Kurt.
1.
La peli de Downton Abbey me
pilló cansado y no la vi. Pero el resultado de taquilla fue más que bueno, así
que en breve tendremos la secuela. Downton
Abbey: A New Era. No tengo ni idea de cómo va la cronología pero la
condesa Violet Crawley debe ser ya la criatura más vieja de la Tierra. Creo que
va por ahí de copeo con Yoda. 2.
Quedan 4 meses del año. A Netflix le parece razonable estrenar, en ese tiempo,
40 películas. 3.
Amenábar estrena La Fortuna
el 30 de septiembre. Este hombre me ha decepcionado tanto que sus últimas
películas ya ni las vi. Voy a darle una oportunidad con esta serie.
Otra
animación decepcionante de Netflix. Entiendo que es un aperitivo antes de la
segunda temporada de la serie o un complemento para crear contexto. Pero ese
tipo de cosas se pueden hacer con cortos de 15 o 20 minutos o con fórmulas
diversas. El
largometraje no tiene interés alguno. Es genérico, sin personalidad. Podría ser
una trama de Monster Hunter o Castlevania o alguna de las docenas
de series que tiene por ahí Netflix. Misma estética, mismos recursos
estilísticos, mismas tramas. Es
verdad que Netflix tiene que crear catálogo pero creo que esta no es la manera.
Y que ya está bien. También tiene que ganar premios y es, creo yo, en lo que
debería centrarse. En hacer media docena de buenas pelis al año. No es
incompatible una cosa con la otra pero, por favor, más animaciones clónicas
como ésta no. Intento
rescatar algo especial: una de las peleas de espadas, de magia, el alud, las
escenas de nieve, el lugar donde se juega con híbridos… Pero no hay nada que
resalte. Es posible que sea material reciclado de otra serie de animación o que
nos lo vayamos a encontrar en otra futura.
Ese
giro de guión es una vergüenza. Debería estar tipificado en el código penal.
Caprichoso, innecesario y, sobre todo, contraproducente. Extraordinariamente
ridículo. Porque, ¿acaso no habríamos preferido ver la realidad tal cual? Que
sí. Que nos van dejando pistas. Pero es una tontería lo mires como lo mires. No
está mal el planteamiento para intentar huir de los tópicos de las pelis tipo El fugitivo. Lo mejor es Jason
Momoa. Hace una buena interpretación dentro de su tipo rudo. Rudo, con
matices y sentimientos. La rudeza tiene modos de expresarse. Así que por ahí
bien. Pero
ya está. Dentro de una narrativa convencional es una peli entretenida. En el
momento en que intenta dejarnos con la boca abierta es un desastre. Espero
que la policía ya haya detenido al responsable de esa brillantísima idea. Figúrate que sigue suelto y en nada tenemos
otra locura así dentro de una peli.
-¿Estás
seguro de que quieres saltar al agujero del que tardaste tanto en salir? Creo
que ha perdido un poquito de sus señas de identidad, un algo de esa caótica
vida cotidiana de Jack. La intriga policial, a cambio, gana presencia. Obvio. Y
es una buena trama, desarrollada con habilidad y esmero en los 4 capítulos.
Pero echo en falta ese desastre de vida ordinaria que, inevitablemente,
derivaba a situaciones graciosas y rocambolescas. Ha perdido bastante humor. Y
el Prince of Prussia ha cambiado también. Sigue
teniendo cosas muy buenas. Ese respaldo del asiento del coche. Qué buen partido
le sacan. Tampoco han perdido la pluma con los diálogos. Pero lo que no tiene
desperdicio es lo de Harry conduciendo con el gotero en el retrovisor. Hay
detrás un pulso de decadencia que no sólo afecta al protagonista. El paso del
tiempo, la culpa, el peso de las personas fallecidas, la lánguida dejadez por
la que todos se dejan arrastrar. Que un jovenzuelo, recién salido de la cárcel,
esté alborotando en su misión de venganza, les despierta de esa paz no deseada. Es
un cierre. No tiene pinta de que vaya a regresar. Lástima.
-¿Por
qué la grandeza? ¿Por qué la bondad no es suficiente? Hay
dos elementos comunes en los ciclos artúricos: las reglas de la caballería y
las reglas del amor cortés. Durante las aventuras el conflicto lo marca un
tercer elemento colateral: la tentación. La tentación, no necesariamente en
sentido cristiano, contra las dos reglas principales que, a veces, entran en
conflicto. A Tolkien le parecía que Sir Gawain y el Caballero Verde ejemplificaba muy bien todo
esto. Por eso fue uno de los editores del manuscrito. David Lowery no ha
terminado de pillarlo o no ha querido ceñirse a ello. A veces es confuso en lo
que significa la caballería, el amor cortés y el concepto de tentación. Pero
con todo me parece una adaptación cinematográfica muy potente. Lowery es
rarito. A veces eso es bueno (En un lugar sin ley, The Old Man
& the Gun), a veces no (A Ghost Story, Peter y el dragón).
La película tiene un estilo hipnótico, casi onírico y una fotografía imponente.
La creación de esa atmósfera es lo más logrado. Merece la pena verse sólo por
eso. Nos introduce en su mundo misterioso y nos atrapa. Siempre, claro, que uno
tenga la sensibilidad para adaptarse a la contemplación y la calma, siempre que
uno no esté estropeado por la urgencia de las pelis de superhéroes. The Green Knight no da muchas
explicaciones ni sobre Arturo ni sobre los caballeros de la Tabla Redonda ni
sobre los personajes colaterales. Simplemente nos suelta ahí dentro y seguimos
a Gawain desde un día de Navidad hasta el siguiente, sumido en sus dudas sobre
honor, cumplir la palabra, en quién debe confiar, qué prendas de amor debe
aceptar y cuáles no. Hay
una escena más tras los créditos, una escena que habla, en mi opinión, sobre la
trivialidad de las cosas materiales. Lo que para unos es gloria para otros es
un juguete. O tal vez justo lo contrario. También es bueno que podamos
interpretar la película de muchos modos diferentes.
1.
Free Guy se estrenó sólo en
cines. No en plataforma. Con Shang-Chi
ocurrirá lo mismo. 45 días de margen entre el cine y la plataforma. Parece que
la demanda de Scarlett Johansson funcionó de alguna manera. Ahora
esperemos que los juzgados americanos también funcionen. 2.
My Hero Academia tendrá una
película en imagen real. Por tradición y por el director elegido, no parece que
vaya a ser buena. 3.
AMC tiene vida más allá de The Walking
Dead. O al menos quiere seguir viviendo. Tiene entre manos la serie Entrevista con el vampiro. 4.
Mob Girl será lo próximo de Paolo
Sorrentino con Jennifer Lawrence.
No es la primera vez que dirige un producto de apariencia convencional y,
ciertamente, no suele estar a la altura de sus películas más experimentales.
Pero es Sorrentino.
Guy es un personaje de
videojuego y, obviamente, no lo sabe. Y como no lo sabe comienza a tomar
decisiones inesperadas. Como Jungle Cruise es un entretenimiento
discreto que no va mucho más lejos. Free
Guy tenía ciertas pretensiones, así que decepciona un poco más. Efectos especiales. Un
desparrame sin llegar a ser original. Dirán los responsables que es lo que
querían en su punto justo pero a mí me da la sensación de que los cromas no son
adecuados. No encuentran el punto entre realidad y videojuego. Las escenas de
acción no tienen nada que no hayamos visto. Fondo. Lo dicho: está
ahí el tema de la libertad, con muchos enfoques pero jamás llega a profundizar
lo más mínimo. Humor. A veces de
dudoso gusto, a veces con algún momento ingenioso pero, generalmente, como
siempre le pasa a Shawn Levy, los chistes le hacen gracia a él. La
mayoría no funcionan. Taika Waititi. Pues yo le habría puesto a dirigir. Porque
no sabe (o tal vez no quiere) hacer de malo. Es un malo muy ridículo que no
llega nunca a inquietarnos. Así que se deja ver
pero su potencial nunca llega a desarrollarse. Fácil de ver y olvidar. Tiene todas las papeletas para que exista una secuela.
Un
mucho de Una serie de catastróficas desdichas, un poco de The Umbrella Academy infantilizado y un toquecillo estético de Wes
Anderson mal entendido junto con la indeleble huella Disney que considera
mermado intelectualmente al espectador. Todo
está mal en el mundo. Y va a peor. La Emergencia está al llegar. El colapso
total. Pero ¿y si esa negatividad, ese pesimismo, fuese sólo un sentimiento
subjetivo? ¿Y si fuese la idea de otro? ¿Y si fuese alguien que nos manipula y
mete esas ideas en nuestra cabeza? La
serie habría estado bien con 3 capítulos. 4 a lo sumo. Hay cosas interesantes.
Su colorido y vestuario, la chica del caldero (imagínate que la moda surte
efecto y las mujeres se deciden a llevar calderos en vez de bolsos), un Tony
Hale con dos personajes diametralmente opuestos y algunas ocurrencias
variopintas. Pero
la realidad es que, una vez planteada la idea, la serie se vuelve repetitiva.
Entramos en un bucle en el momento en que los chicos inician su misión. Queda
esperar a que llegue el último capítulo para que hagan algo aparte de hablar
sobre los mismos temas, repetir que deben actuar sin que lo hagan, pasear por
la isla en idas y venidas. Me
quedé en ella por la estética pero no veré una hipotética temporada si tiene 8
capítulos.
Chica
americana, estudiante en Marsella, es condenada por asesinato, aunque ella dice
que es inocente. Ha cumplido 5 años. El padre decide que va siendo hora de
hacer algo. No
es una peli de acción. Es un drama en el que Matt Damon hace un buen
papel, un personaje con muchos matices, elaborado, contenido, versátil. Y Abigail
Breslin expresa muy bien esa angustia, esa impotencia ante la injusticia. Mientras
él investiga (no es lo importante) vamos descubriendo detalles del pasado, la
intimidad de los personajes. Un obrero de la construcción con una vida nada
fácil, con traumas, con errores. Y la de la hija, independiente, un tanto
irresponsable. Está el choque de mentalidades, el problema del idioma, el
problema del barrio árabe de Marsella, los problemas de carácter de los
personajes, caminos sin salida… Conflictos bien desarrollados. Camille
Cottin funciona como puente entre culturas. Y
más vale centrarse en eso porque, cuando llega la “solución”, la respuesta al
misterio, es muy inverosímil. Hasta rozar lo absurdo. Eso echa por tierra casi
toda la película.
Menudo
rollo. Qué rara. Qué forma más extraña de dirigir un thriller. La primera media hora cuenta un accidente de coche. No
pasa nada más allá de eso. Pocas veces hay música. Cuando la hay parece que es
de otra peli y se corta abruptamente. Un
chico y su novia tienen un accidente de coche en Grecia. La chica muere y a él
de pronto quieren matarle. Entiendo que el desconcierto del protagonista ante
tal circunstancia es idéntico al del espectador. Nada que reprochar en ese
sentido. Pero
no tienen sentido ni las decisiones que toma ni el hecho de que los
perseguidores aparezcan de repente. El tren, por ejemplo. ¿Cómo saben que va a
tomar ese tren? Si lo saben, ¿por qué no le detienen antes de que suba? ¿Por
qué no se corta las bridas en el bar? ¿Por qué le avisan antes de darle con el
táser? La película está llena de ese tipo de escenas sin lógica y sin
explicación. Como pretende ser realista todo resulta muy absurdo. ¿Soy
el único con la sensación de estar viendo Con la muerte en los talones dirigida por un crío de 13 años? La
conspiración más tonta y sin sentido que he visto sin ser comedia. Y aburrida
en muchos momentos.
-Los números no
mienten. Y los humanos los
interpretamos como nos da la gana. Muy buena peli. Al poco de empezar nos
ofrece una tragedia. Pero a partir de ahí, con increíble habilidad, nos
zarandea de la comedia casi surrealista, a la acción y al drama moral. Salta de
un género a otro con fluidez. Es una película muy inteligente, muy divertida y con
muy mala leche, a ratos políticamente incorrecta y a ratos con más hondura de
lo que aparenta. Esa tragedia inicial
sirve para presentarnos a unos personajes que acarrean dolor. Se culpan a sí
mismos, culpan a otros, buscan una razón donde no la hay, no aceptan la razón
donde sí la hay, no se conocen a sí mismos, no conocen a los otros. Buscan la
lógica del universo y la rechazan cuando la encuentran. Cada uno a su manera
trata de descubrirse mediante la violencia, la lógica, los impulsos… Y así entran en
contacto el soldado, su hija, el novio de ella, tres científicos chiflados, un
chapero ucraniano, unos mafiosos… Una galería de personajes muy bien dibujados
que chocan o se unen en busca de algo que suavice su soledad. La bicicleta azul
robada. Azar o destino. Parte de un algoritmo matemático inquebrantable o pura
coincidencia. La concatenación de hechos por la que nos resistimos a aceptar la
injusticia de este mundo. Que, en el fondo, es también lo que cuenta la leyenda
ucraniana. Es una película danesa y,
por tanto, sale Mads Mikkelsen. Muy bien, como siempre. Le apoya un
reparto perfecto en sus interpretaciones. Dicen en Variety que debería estudiarse en
los cursos de guión. Estoy de acuerdo. Es de una precisión y equilibrio que
asusta.
1.
Reese Witherspoon se ha convertido en la actriz más rica del mundo al
vender por 900 millones casi la mitad de su productora. No me han emocionado
las cosas que han salido de ahí pero está claro que Witherspoon ha
jugado muy bien sus cartas. Lo diré: es mejor productora que actriz. 2.
En el extremo opuesto está Snake Eyes:
El origen, que se ha pegado un bofetón en taquilla. Un ejemplo de cómo
el personal de una productora puede estar completamente cegado por su propio
producto. G.I. Joe no
interesaba a nadie ni nadie lo pedía. Hasbro necesita asesores fiables. Mejor
hoy que mañana. 3.
Dice Netflix, como si fuera una gran noticia, que Stranger Things se estrenará en 2022. Pues sólo faltaba. Antes
de que Millie Bobby Brown tenga nietos. 4.
Netflix estrenó Mi primer beso 3.
Lo de destruir un anillo se entendía, pero esto… ¿Una trilogía para contar un
beso? Debe ser el mayor metraje jamás filmado de tensión sexual no resuelta.
Eso o el título perdió su sentido hace dos películas.
Israel.
Danielle, célebre bailarina, muere en un atropello con fuga. Su marido Seguev
empieza a sospechar que no fue un accidente. Seguev no fue siempre un guía
turístico y su esposa tal vez no era sólo una bailarina. Entretenida,
a caballo entre Israel y Nueva York. No es una serie de espías de despacho. Es
un thriller más en la línea de 24,
con estructura de muñeca rusa. Levantas un capítulo y hay una sorpresa
rocambolesca y luego otra y otra. Tienes que aceptar un cierto grado de
inverosimilitud y acoger algunas reacciones extrañas de los personajes. Seguev
es como un elefante en una cacharrería y, a cada paso que da, va ampliando la
ola de caos. Cuando
se acercaba el final temía que, para darle continuidad a la serie, optaran por
una solución fácil. Y ahí estaba yo rogando que no cayesen en el cliché, en lo
previsible. Y eligieron… Pues eso. En
fin. Convencional pero eficaz. Un producto que funciona como mero
entretenimiento pero nada más. A
ver. Esto es sólo una sugerencia. Actualmente fabrican unas cámaras de buena
calidad (y precio asequible) que filman las imágenes con una notable perfección
de color. Igual los responsables podían comprarse una para la próxima serie
porque la cámara que usan ya debe andar gastadilla y deja las cosas un poco
apagadas.
No
tengo una seguridad absoluta, pero me parece que Ruby Rose, desde que
dejó Batwoman, hace una
película de acción al día. Ésta
es decente. Cuando digo decente digo que aprueba. No vayas a pensar que es una
obra maestra. Decente, sin más. Aquí hace de mala y eso ya son tantos a su
favor. Luego está el hecho de que es una imitación de La jungla de cristal. Siendo plagio es mala, pero es mejor
inspirarse en eso que en cosas peores. El
núcleo de la acción está en el túnel del Canal de la Mancha. Allí confluyen los
malos, los menos malos y los regulares. Y los pasajeros del tren como carnaza.
Tú decides a quién atribuirle cada papel. Tiene problemas de ritmo y esa
convicción de que el espectador es idiota y deben decirle 20 veces que hay un
topo. Además el humor escasea y en esta peli no debería ocurrir. Si no hay
humor significa que vas en serio. Y es imposible tomarse en serio tanta
inverosimilitud. Debió
ser mejor. Tenían medios y una buena idea.
¿Es
mejor El escuadrón suicida que
Escuadrón suicida? Pues sí.
Pero es que no hacía falta mucho para lograrlo. De hecho casi cualquier cosa es
mejor que Escuadrón suicida.
Aquello fue un despropósito descomunal. Esto es una mejoría pero tampoco hay
que excederse en elogios. Digamos que la mejoría es tanta como el número de
letras añadidas al título. Yo
le veo serios problemas de ritmo. Dos horitas largas para lo que tiene que
contar me parece excesivo. Me gusta el comienzo, rompiendo la cintura, unos
cuantos chistes, algunas ocurrencias y la fuga de Harley Quinn. Pero le sobra
muchísimo metraje, conversaciones humanizadoras
y la ineludiblemente larga pelea final. Le falta, obviamente, guión. Lo
cierto es que no es original, ni siquiera a nivel espectáculo. Las escenas de
acción no resultan novedosas, la destrucción es la de siempre (incluso un poco
por debajo) y me pregunto por qué el hecho de que sea gore es considerada por
algunos como un mérito en sí mismo. El
gran problema es, como en otras ocasiones, el exceso de gente, de supervillanos
en este caso. Muchos actores conocidos que apenas tienen tiempo de expresar su
personalidad. Viola Davis,
Joel Kinnaman, Nathan Fillion, Margot Robbie, Idris
Elba, Sylvester Stallone (el tiburón), Alice Braga, Peter
Capaldi, ¡Juan Diego Botto!, Taika Waititi… Y no conocía a Daniela
Melchior pero es la más maja. Americanos, ingleses, escoceses,
neozelandeses, suecos, españoles, brasileños, portugueses… Un reparto
internacional de lujo. Quiero decir que con toda esa gente el resultado debería
ser mejor. Muchísimo mejor. Y
yo, como un tonto, vuelvo a caer en los nuevos ciclos superheroicos (o lo que
sean) de DC y Marvel.
1.
Scarlett Johansson demandó a Disney porque Viuda Negra se estrenó simultáneamente en cines y plataformas.
Ella recibía un porcentaje de la taquilla. Pierde unos 50 millones que gana
Disney. Es sorprendente cómo juega Disney con la pandemia, unas veces en una
dirección, otras en otra… Pero ellos siempre ganan. Si supieran de cine tanto
como de dinero… 2.
¿No se cansa toda esa gente inclusiva de haberse convertido en cliché? ¿De qué haces en la peli? De inclusivo,
inclusiva. Inclusive. Dice Tarantino que estamos tocando el techo de
la corrección política y que en 2028 estaremos hartos. 3.
La serie de El Señor de los Anillos
se estrenará el 2 de septiembre de 2022. 4.
La temporada 13 de Doctor Who
se estrenará este año, tendrá 6 episodios y 3 especiales. 2 en enero y uno más
en otoño de 2022, coincidiendo con el centenario de la BBC. Y luego Chibnall
se irá. Por fin. 4 años ha tardado la BBC en escuchar el sentido común. Jodie
Whittaker también se va. La primera mujer en ser Doctor Who tuvo la mala suerte de coincidir con el peor showrunner que la serie haya tenido. Iba a decir el peor showrunner a secas.
-¿Cómo
te llamas guapa? -Vete
a la mierda. Hailee
Steinfeld,
Vince Vaughn, Taraji P. Henson, Jon Favreau, Terrence
Howard, Bill Paxton, Cécile De France, y Jordi Mollà
entre otros relativamente solventes de modo habitual. Tras 5 años en dique seco
la estrenó Filmin recientemente en España. ¿Qué salió mal? Ese
reparto parece pensado para fabricar una película de mafiosos bastante notable.
Tal vez no un referente pero sí un hito que se dejase sentir en su momento. El
problema es muy simple: alguien pensó que se puede construir un guión magnífico
sumando las buenas partes de otros. Corta y pega. La película se convierte en
una sucesión de clichés. Ni siquiera es mala es sentido estricto. Es un
paradigma de la convencionalidad. En todo: guión, planificación, edición, voz
en off… Rutina. Pura mecánica trillada. Papá
delincuente tiene que proteger a su hija. El resto ya te la sabes. Hailee
Steinfeld
da vida a una niñata tan inaguantable (tan cliché) que no me importa si la
matan. Me encantó la casa cutre de Jon Favreau.
Son
sólo 5 capítulos. Pero de hora y media cada uno. No tenía ni idea de que los
suecos también hiciesen estas barbaridades. Y se las daban de respetar los derechos humanos. Resulta bastante evidente que es
uno de los problemas de esta serie. Otro
problema son sus capítulos acartonados con lo previsible: el capítulo de
violencia machista, el del secuestro con rehenes, el del chico intermediario…
Muy manidos y sin aportar nada nuevo. Es
mucho más interesante el planteamiento de fondo: una detective hace sus
primeros días de prácticas en una comisaría. Eltono realista nos muestra que no es fácil encajar. Es el choque entre
sueños y realidad, aspiraciones y realidad, idealismo y realidad. La realidad
está para ponerte en tu sitio. Choques con los compañeros, errores, secretos… Al
comienzo de cada capítulo asistimos a un breve interrogatorio. Pocos meses
antes de que Huss se incorporase, hubo algo turbio en una de las
manifestaciones contra la cumbre de la ONU. Están investigando a unos policías. El
último capítulo es el mejor. Cierra toda esa trama, descubrimos las
complejidades que hay detrás y pone a Huss en un dilema ético de difícil
solución. Al
parecer la serie es un spin-off de Irene Huss (2007-2011). Aquí, la tal
Irene, es la madre de la protagonista, jefaza de la poli. En la propia serie de
Irene Huss parece que era
inspectora.
-Nos
da órdenes una abeja. ¿Por
qué es tan difícil hacer buen cine de aventuras? Mi teoría personal es que las
grandes pelis de aventuras se convirtieron en clásicos tan clásicos, tan
icónicos, que romper con su estructura se considera casi imposible. Fueron
canon. Más que inspiración se convierten en referencias. Se plagian, se imitan
y se copian pero no se trascienden. La
princesa prometida es directamente inimitable, Indiana Jones es la plantilla, Piratas del Caribe es la variación sobre la que dar vueltas. Y
ahí estamos, siempre dando vueltas a lo mismo, sin romper el maleficio del
original. El guión de Jungle Cruise
es un manoseo de todos los guiones anteriores, volver a sobar lo ya contado. Jaume
Collet-Serra hace bastantes cosas buenas desde la dirección: cambia de los grises iniciales
al color, juega con el cinematógrafo de 1916 para pasar a una película muda y muestra
bastante habilidad para ofrecer escenas de acción espectaculares. Aunque tampoco nada novedoso, nada exagerado. Bonita escena
la de la cascada. Hay
humor, química entre Dwayne Johnson y Emily Blunt, un ritmo casi
siempre acertado y un giro interesante. Buena elección la banda sonora en la
escena de la maldición de los indios. Y
están Paul Giamatti y Jesse Pleemons. Dani Rovira y Quim
Gutiérrez se habrán divertido pero poco más. Correcta,
entretenida. Pero no será un clásico porque no arriesgan nada.