The Boys resulta bastante rompedora en su
presentación de los superhéroes pero no conviene exagerar. En primer lugar
porque hubo otros que pusieron la base por delante como Watchmen e, incluso, Noble
Causes (la prefiero a The Boys,
más sutil, una especie de familia Kardashian con superhéroes).
El
defecto de The Boys es ese:
nada sutil. Lo bruto y lo bestia impacta más, pero eso elimina matices. Llega a
más gente pero no es más inteligente. La sutilidad implica más dilemas morales.
En
cualquier caso está bastante bien dirigida. Indudablemente tiene fuerza y
gancho, ocurrencias llamativas, una banda sonora juguetona y buena
planificación. En el cómic el protagonista tenía la cara de Simon Pegg.
Así que me pareció un buen detalle que aquí sea el padre del protagonista.
La
cosa es que los superhéroes van tradicionalmente ligados a la evasión y a un
mundo en el que ganan los buenos. Pero lo cierto es que, si existiesen
superhéroes pasaría justo lo que pasa en The
Boys*: mezquinos, corruptos, violadores, intocables por la ley,
vendidos a corporaciones… Auténticos villanos excepto porque ellos están al
mando. Pero son una metáfora de los políticos y grandes empresarios, ¿verdad?
Con posibilidad de cometer crímenes sin responsabilidad moral o legal.
Hay
una cosa que sí me gusta. El final se presta a separarse del cómic en la
siguiente temporada y buscar conflictos dramáticos de complejidad.
¿Una
secuencia? Pues la del avión, claro. Muy fuerte. La gran pifia maquillada. Que
sí, que nos están hablando de políticos y corporaciones.
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*En
realidad creo que pasaría lo que pasa en Noble
Causes, pero The Boys
es lo segundo más probable.
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