Si
ayer comenté Sobre ruedas,
comedia romántica francesa que dejaba mucho que desear, hoy le toca a Perdidos en París, comedia romántica
francesa que me ha sorprendido mucho. Muy buena.
Fiona,
canadiense, viaja a París para cuidar de su tía pues no quiere irse a una
residencia de ancianos. Cuando llega, su tía ha desaparecido. Fiona conocerá a
Dom, un vagabundo.
Es
un humor muy físico. Pero ese humor, normalmente bobo, aquí es inteligente.
Recopila una variedad enorme de referencias desde Chaplin a Mr. Bean pasando por los hermanos Marx,
Buster Keaton, Harold Lloyd, Tati y todo lo que se te
ocurra. Y, de esa manera, se convierte en un homenaje al cine cómico.
Construyen
un universo surrealista, cargado de situaciones absurdas y personajes
ridículos, conectados por una trama mínima y lo organizan en un enredo de
coincidencias y desencuentros que propicia momentos caóticos y divertidos.
Es
posible que no todo el mundo entre con facilidad a esta propuesta extraña, pero
como hay una gran variedad de registros cómicos, seguro que alguno de ellos sí
hace gracia.
No
voy a citar escenas que merecen la pena, porque hay muchísimas. Si tengo que
escoger una, creo que me quedo con la del tango.
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