Ya
me la recomendaron hace 5 años, cuando se estrenó, pero quedó muy
en la periferia de mi memoria. Recientemente volvió a surgir en una
conversación.
Es
una película muy buena, muy cinematográfica.
La
secuencia inicial es un truco para el espectador pero, al mismo
tiempo, encierra mucha información de lo que luego veremos (las
películas no tienen por qué acabar bien. O sí). El protagonista es
bastante cinéfilo y se jugará con ese aspecto de múltiples
maneras, tanto en las decisiones que toma como en el apartado visual
de escenas que vemos. El prota también nos habla del montaje, del
artificio que supone y lo bueno que era Hitchcock.
Y, de nuevo, se aplican el cuento.
El
montaje en paralelo del combate de boxeo y el homicidio es
espectacular.
El
suspense y el ritmo son muy precisos. La investigación policial no
es una investigación más, es un conflicto entre dos familias. El
fallecido es hijo de una policía (Joan
Chen).
Es también una historia de lo que hacen los padres por sus hijos,
con muchos giros que mantienen la atención de continuo. Pero la
familia “asesina” nos cae mucho mejor.
Hay
una cierta complejidad moral en toda la historia. Está la ley, está
el sentido común, están los sentimientos personales y está la
conveniencia política. Direcciones en las que tiran los diferentes
intereses con fuerzas similares.
Tal
vez está un poco forzado la enorme relevancia de las películas que
ve el protagonista, pero me parece bien: nos recuerda que sigue
siendo una película, un juego, un artificio. Montage, la peli
coreana.
Buena
película, buena historia, y
si te gusta el cine apreciarás cómo juega con
los valores
fílmicos.
No me gusta esa fotografía verdosa tan habitual del cine chino.
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