15/8/23

Godland

Godland
es cine a contracorriente, tanto formal como estilísticamente.
Finales del siglo XIX. Un pastor luterano danés es enviado a Islandia para construir una iglesia y evangelizar una pequeña comunidad.
El director toma como referente a los clásicos. Victor Sjöström,  Dreyer, Gabriel Axel… Formato 4:3, uso abundante de cámara fija ante la que suceden cosas al modo teatral (sin renunciar a panorámicas u oportunos travelling que hacen resaltar más el contraste).
El contenido también recuerda a clásicos, a Ingmar Bergman, a los dramas de Shakespeare. Es un viaje: físico y espiritual.
Forma y contenido se dan la mano en una historia de humanos débiles, de biografías de pecado, de seres que son muy poca cosa, efímeros. La geografía agreste, dura, fotografiada espléndidamente, construye los caracteres de los personajes, toscos, rudos; da forma a sus sueños simples y sus aspiraciones mezquinas. La religiosidad rígida y estricta parece lógica y, a la vez, choca con la naturaleza humana. La falta de alegría de ese puritanismo parece presente en cada fotograma.
Ragnar, el guía, es un personaje desconcertante. Sus conversaciones casi oníricas, sus parábolas sin sentido. Hasta que llega ese discurso a modo de confesión y se revela como otro humano más que carga con culpas del pasado y sólo quiere redención. Y tal vez la logra contra su voluntad. Y, a la vez, será el origen de culpa para otro hombre que a su vez…
El pastor no es ni  más pecador ni más santo. Pero no sabe adaptarse. Su apegarse a cosas materiales tendrá graves consecuencias.
Una historia dura, hermosa, que sin llega a la altura de aquellos en los que se inspira, tiene un nivel muy alto. Se agradece que haya aún directores que van a su aire, que hacen lo que les da la gana, demostrando que el cine es mucho más que clichés.

No hay comentarios: