25/1/21

Synchronic

-La distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una obstinada ilusión persistente.
Una droga llamada synchronic deja cadáveres y efectos muy extraños. Dos enfermeros están desconcertados por lo que ven.
A Christopher Nolan le habría gustado tener esta idea. Nolan también le habría metido una doble o triple capa de giros y habría costado 200 millones más. Es verdad que, probablemente, habría sido mejor.
Su presentación es muy buena. Desconcertante, extraña, alucinógena, repleta de escenarios y situaciones inquietantes. A medida que avanza se vuelve más sencilla y convencional. Las cuestiones espacio-temporales no son nada complicadas y tampoco tienen por qué serlo. La construcción de la atmósfera es su mejor baza. Nueva Orleans un estupendo escenario para esa envoltura.
Los directores tienen un estilo muy personal, a medio camino entre el realismo y el surrealismo. Los diálogos tratan de ponernos los pies en el suelo, la ambientación intenta perturbarnos. Los protagonistas pasean por el lado casi onírico con soltura, como si ya lo hubiesen visto todo. Y eso causa aún más extrañeza en el espectador.
Me gusta el proceso por el que Anthony Mackie va descubriendo las reglas de esos saltos temporales. También parece que el pasado siempre fue hostil.

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