11
de noviembre de 1989. Cae el muro de Berlín, Baby I Don’t Care de Transvision
Vamp está de moda, hay una tormenta de 72 horas y Nico ve que en casa del
vecino pasa algo malo.
El
presente. Se anuncia una tormenta de 72 horas y Vera, en su nueva casa, recibe
una señal en una tele antigua en la que se comunica con un niño llamado Nico.
Al
día siguiente la vida de Vera ha cambiado.
Oriol Paulo pergeña una historia
con sus señas de identidad. Es decir, el estilo de Contratiempo con un crimen sin aparente solución al que le
añade Frequency. El modo de
hacerlo es resultón. Muy comercial, muy bien construido, bien filmado.
Le
pondré alguna pega. Tiene que usar más elipsis porque no puede ser que tarden
10 segundos en decidir si se quiere un café o no. La primera media hora,
especialmente, se podría abreviar muchísimo. No es necesario que lo dé todo
masticadito y digerido, repitiendo escenas varias veces para el espectador
torpe. En serio, Oriol, abrevia. No es necesario que todo transcurra tan
lentamente. Esta historia debió tener un ritmo más alegre.
Y
pese a ello lo cierto es que engancha, que sigues a Vera con la intriga metida
en la médula y que Adriana Ugarte hace un papel mayúsculo, sobresaliente,
de premio.
Olvídate
de que le he puesto pegas porque es un entretenimiento muy bueno, con un par de
giros maravillosos.
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