Las
dos grandes Catherine del cine francés: Deneuve y Frot.
A
veces, con muchas pelis francesas, pienso que las interpretaciones están por
encima de lo demás. El argumento, el fondo, el mensaje, todo queda supeditado
al valor de la interpretación. En este caso es así, no sé si porque la historia
tampoco es para tanto, porque ellas dos están enormes o por ambas cosas.
La
amante de un hombre y la hija de ese hombre. La primera, ya anciana, ha exprimido
la vida viviendo como le place… hasta quedarse sola. La segunda, enfermera,
gran profesional, encerrada en sí misma hasta que darse sola. Hace 30 años que
no se ven. Tienen nuevas cosas que decirse y un pasado en el que no se dijeron
todo.
Obviamente
su relación evoluciona y llegan a comprenderse algo mejor. Es una película más
melancólica que triste, pero con un poso de cierta amargura muy francés.
Bien.
Fluye con facilidad pero, como digo, no hay mucho fondo. Merece la pena por la
naturalidad con la que las Catherine encarnan a sus respectivos
personajes. Algunas escenas logran tener fuerza gracias a la sencillez de su
concepción.
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