No soy un fanático del rock y la película me
ha parecido un insulto. Imagino que los fundamentalistas del rock la
considerarán una blasfemia. Más aún si se tiene en cuenta que pretendía ser un
homenaje.
A Adam Shankman debieron quitarle el carné
de director hace 10 años, después de Un
paseo para recordar. O, al menos, que hubiese vuelto a pasar un examen
después de Hairspray. Shankman
es uno de esos tipos que trivializan todo lo que tocan. Si quieres enseñar la filosofía
de Hegel a un crío de 5 años ponlo en sus manos. Ya verás cómo lo
consigue.Trama: puro cliché. Coreografías: mal copiadas de Chicago. Canciones: destrozadas por todos y cada uno de los que las interpretan.
Tom Cruise más creído y sobreactuado que nunca. Bryan Cranston tiene 3 escenas insulsas y una para hacer el ridículo. Paul Giamatti, 4 y una respectivamente. Sólo se salva, levemente, Catherine Zeta-Jones. Como ya ocurrió en Chicago, se come a todos los demás sólo por el hecho de aparecer.
Había retrasado su visionado por las malas críticas que recibió. Pero como me gusta un poco el rock, acabé por verla. Fíate: no hay por dónde cogerla.
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