-Por
fin sale algo bien en Valladolid.
Para
alguien que ha vivido (un servidor) en Valladolid, esa frase tiene muy mala
leche. Justificada.
Hay
muchas, muchísimas ideas buenas en esta temporada. Y también fallos bastante
gordos, sobre todo en los capítulos iniciales. El de Bécquer fue un
espanto. Ni el más leve atisbo del espíritu de la época o de quién era Bécquer.
-Madre
mía. ¿El Pink Floyd éste es el libertador de América?
Pero
vayamos a lo positivo: Los Hijos de Padilla y El Ángel Exterminador, dos facciones
que quieren hacerse con el control del ministerio. Y que vienen a simbolizar
esas dos Españas en las que los guionistas, pobrecillos, todavía creen y por
tanto, paradójicamente, perpetúan.
-¿Por
dónde empezamos a buscar?
-Por
el bareto. Somos españoles.
Pero
es una buena idea narrativa. La historia de fondo se ramifica, crece en
complejidad, se dispersa en unas ocasiones, se une en otras. Todavía tiene, con
frecuencia, problemas de ritmo para llenar esa hora larga. Pero creo que se
subsanan en muchas otras ocasiones gracias, precisamente, a la multiplicidad de
tramas y personajes.
Me
gustó mucho lo manipulador que se volvió Salvador. Para eso es el jefe. Para ir
un paso por delante.
-Creo
que nos debe una explicación.
-Y
como subsecretario que soy de este ministerio se la voy a dar.
Mi
momento preferido fue el encuentro entre las dos Lolas durante la final del
mundial de Sudáfrica. Pero el mejor capítulo fue el último. Carpe Diem. Su agencia de viajes por el
tiempo. No se pregunte dónde. Pregúntese cuándo. Pandemias, la OTAN
bombardeando España, autoparódica… Muy majo.
Parece
que no habrá más, que no será renovada. Se me ocurre una razón para que no haya
terminado de triunfar: no tuvo un capítulo grande, grande de verdad, uno
genial.
-A
Velázquez ya lo veis. Parece que se hubiera zampado las meninas una a una.
Y, en fin, ¿no nos
habría gustado a todos ver La guerra
de las galaxias versión Buñuel? Anda que no habría quedado chulo
Pepe Isbert haciendo de Yoda.
-Alonso. Alonso.
Alonso. Ya la hemos cagao.
2 comentarios:
Aunque de penita, es un buen momento para dejarlo ahora que todavía la vemos con buenos ojos.
Me partiría el corazón que se arrastrase penosamente por la parrilla, vacía de contenido una temporada mas solo para contentarnos a los fans
Creo que "El ministerio del tiempo" siempre fue mejor por lo que casi fue que por lo que es.
Tenía potencial para ser muy grande: buenas ideas, buenas propuestas.
Dos problemas. Uno evidente: la falta de presupuesto. Dos: ciertos conceptos de los guionistas. Javier Olivares parece intocable, pero tiene algunos tics incurables que a la larga, por su insistencia y repetición, se hacían cargantes. Más variedad en el tono, menos monolítico en su concepción histórica, le habrían venido bien.
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