Rosebud no explicaba al Ciudadano.
Sigue siendo solamente un Individuo.
Eso es lo bueno: es inagotable.
Como ocurre con todo el buen cine.
Como ocurre con la vida.
Crítica y opinión de cine y series.
En Crepúsculo,
Stephenie Meyer inició, alevosamente, un ataque sistemático contra el
género de terror. Tras pasar por sus manos, licántropos y vampiros quedaron
reducidos al más esquemático romanticismo baboso.
Pese a su éxito, pero insatisfecha (típico
de los psicópatas seriales), vuelca ahora sus fuerzas contra la
ciencia-ficción. He leído muchos comentarios que hablan de la
relación con La invasión de los
ultracuerpos. Es una conexión propia del mal periodismo: espuria,
simplona, tópica. En realidad tiene mucha más relación con la serie Stargate, con sus goa'uld, sus jaffa y su Tok'ra.
Diversos modos en que una entidad alienígena entra en simbiosis con un cuerpo
humano. Sólo que en Stargate
estaba mejor contado. Porque aquí todo ese rollo no sirve como
metáfora de nada. No es más que la satisfacción de una fantasía: morrearse con
dos tíos, con la mejor de las intenciones y porque hay que hacerlo. La mayor
chorrada argumental que he visto en mi vida. La gente en el cine se tronchaba
por no llorar. Y el problema es que la idea no ha salido de
una adolescente hormonada en primavera. Es de una señora con cuarenta años. Que se lo mire, por favor. -Estamos perdiendo el control.
Estoy muy seguro de que Grandes esperanzas no se encuentra
entre mis novelas favoritas de Dickens. Pero estoy igualmente seguro de
que el personaje de la señorita Havisham es uno de mis preferidos.
Ahí, anclada perennemente en el día en que
fue plantada ante el altar. Inmersa en la contradicción de los sentimientos:
dispensando odio hacia los hombres, deseando que uno la hubiese desposado. Y que sea Helena Bonham Carter quien le da vida (¿te acuerdas de La novia cadáver?), me parece un
acierto inmenso. Pero... Por supuesto. Es un folletín y exige
una serie. Se nota, mucho, en el final. Atropellado, confuso, aturullado.
Funciona muy bien al comienzo: hay menos personajes y Newell los dibuja
con habilidad. Cuando los personajes se acumulan y hay que guiar hacia el final
tenemos un problema. Una adaptación realista (poco que ver con el
póster en plan Lo que el viento se
llevó), disfrutable, pero poco perdurable.
Este es otro videojuego que, al convertirse
en imagen, tiene la decencia de ser entretenido.
No es el que el guión sea una joya o que el
reparto de gente conocida deslumbre. Pero sí se han molestado, al menos, en
rodarlo bien y con peleas imaginativas, con secuencias originales y momentos
espectaculares. Lógicamente el premio es para esa pelea en
horizontal, correteando por los muros del precipicio, saltando de una vertiente
a otra, con aludes y todo. Por lo menos se han gastado la pasta razonablemente
bien. De los múltiples juguetes de Hasbro, los G.I. Joe no estaban entre mis
favoritos. Ignoraba que los malos usasen nombres tan graciosos como Cobra o Zartan
y que los buenos, para no ser menos, se llamasen Snake Eyes, Lady Jaye o Jinx.
Vi la primera parte pero ya no me acordaba de que se llamaban así. Bruce Willis es, simplemente, Joe. -La razón por la que nos llamamos así. Aunque tenga un poco alto el colesterol. En cualquier caso me parece que la
nanotecnología debería aprovecharse mejor. No lo digo sólo por esta película.
La literatura ciberpunk tiene muchas cosas interesantes sobre ello y el cine no
ha explotado lo suficiente esta veta de la ciencia-ficción. Tratándola con
cierta seriedad, quiero decir.
1. Con Óscar siempre acabo hablando
de cosas importantes. 10 capítulos y una película de Arrested Development. Después de tanto tiempo tengo mis dudas.
Pero por mi parte les concedo, gustoso, la oportunidad.
2. Hoy estrenan Grandes Esperanzas. Después de todas las versiones que se han
hecho, después de que la presente versión esté en DVD en países
hispanohablantes, después de que se ofrezca en alta calidad por todo internet,
¿espera alguien una buena taquilla? ¿No habría sido más rentable estrenarla
hace 5 meses? 3. Con las series sí que empiezan a estar
más despiertos. Algunas se estrenan con pocos días de diferencia. Mistresses, curiosamente, lo hará un
mes antes en España que en Estados Unidos. 4. Sólo 3 días para el regreso del Doctor Who. Habrá muchos infartos
por la tensión generada, pero ha merecido la espera. Espero.
Las escenas de acción habrían estado
bastante bien si hubiésemos sabido qué es lo que pasaba, quién persigue a
quién, quién se pega con quién.
Los chistes, abundantes, recubiertos de una
excesiva verborrea, habrían sido muy divertidos si hubiesen tenido alguna
gracia. La pareja dicotómica de policías, poli pijo
y poli macarra, poli parisino y poli de los suburbios, habría funcionado bien
de no ser porque en ningún momento nos los creemos como polis. Los levísimos toques de drama que se nos
muestran habrían tenido algún sentido si supiésemos a qué vienen. Y, como son franceses, su crítica política
habría estado bien de no ser porque se pone del lado de la casta política. En cuanto a la realización, habría estado
bien hace 30 años. Preferí arriesgarme con esta peli antes que
con Una bala en la cabeza de Stallone.
Pero ya se sabe que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Mala. Muy mala.
Ahora les da por contarnos el pasado de los
psicópatas. Primero el de Norman Bates y, en breve, el de Hannibal Lecter.
Cualquier día de estos les da por contarnos el de Darth Vader. Ah, no, para.
Que ese ya nos lo han contado. Tiene algunas cosas positivas y eso ya es
más de lo que esperaba. Para empezar Freddie Highmore sí da cierto aire
a Anthony Perkins. En segundo lugar Vera Farmiga, siempre buena
actriz, logró sorprenderme en la secuencia de las puñaladas. Reconozco que no
me lo esperaba. La relación edípica entre madre (manipuladora) e hijo (confuso)
funciona muy bien. Problema fundamental: no creo que esta serie
tenga fuelle para más de los 10 capítulos previstos. Y, si hay más, serán relleno. En realidad el problema fundamental es que
uno no para de compararlo con Psicosis,
claro. Venga, a buscar guiños (escalera, bañera...) Sea como sea, los vecinos de Bahía Pino
Blanco acaban de añadir un asesino a sus vidas. Suficiente para concederle una
oportunidad.
La familia Croods es cavernícola y ha
logrado sobrevivir porque es bruta como ella sola. Pero ahora van a conocer a
Chico, un chico que prefiere usar el cerebro. Curioso. Su humor se basa mucho en el slapstick, en el tortazo y tentetieso.
Aquí, ese tipo de humor que suele ser muy tonto, es enérgico, dinámico y hasta
inteligente. Como lo oyes: trompazos inteligentes. Véase el retrato de familia. La película es arrolladora en su dinamismo,
una carrera imparable en la que hay suficiente espacio para que conozcamos a
los personajes y nos encariñemos con ellos, desde la abuela a la bebé pasando
por el hermano tonto. Supongo que alguna de las secuencias (el
incendio involuntario que organizan) están inspiradas en la novela Crónicas del Pleistoceno. Por fin
Dreamworks hace algo que puede situarse a altura de Shrek. Espectacular en su diseño y colorido, un
ritmo logradísimo, un clímax muy acertado y un final redondo: -¡Hala! Tenéis que ver esto, en serio.
1. ¿Por qué, cuando llega la Semana Santa,
las televisiones ponen pelis de romanos? Es como si, en el día del padre,
decidieran ponernos El padrino.
2. Mehdi Ouazzani es un actor que
interpreta a Satanás en la serie La
Biblia. No se parece en nada a Obama pero, tras maquillarle, es
clavadito al presidente de Estados Unidos. Esta serie (malísima) sí que sabe
publicitarse. 3. Joan Watson (Lucy Liu) acaba de
convertirse en Detective Consultor en Elementary...
Yo voy a hacerme Consultor de Videoclubs,
que es otra profesión que no existe. Conseguí que, en el videoclub, el dueño ofertara
El nombre. Él tenía
reticencias. Luego la vio, le gustó y me lo agradeció. Ahora, la única copia,
no para. 4. Faltan 8 días para el regreso del Doctor Who. ¿Sientes ya la
electricidad estática del destornillador sónico recorriendo el vello de tus
brazos?
Tui tiene 12 años y está embarazada. También
es la hija del mafioso local. La detective Robin, que pasa unos días en la zona
para visitar a su madre enferma, es especialista en delitos sexuales.
Para dejar las cosas claras desde el
principio: dirige Jane Campion. Eso implica un montón de cosas, claro. En
primer lugar los aspectos bonitos los trata de modo retorcido. Y los retorcidos
los curva un poco más. En segundo lugar tiene un sentido del ritmo dislocado.
Aunque probablemente ella piense que está bien porque, de otro modo, no
tendrían ese ritmo. O sí. Es Jane Campion. Y, en tercer lugar, pero de modo primordial,
todos sus personajes son extremos. La extravagancia al cubo. Nada que se pueda
considerar normal. Presta atención al papel de Helen Hunt como GJ. Ah, sí. Robin es Elisabeth Moss, que
quizá para muchos es la Peggy de Mad
Men, pero que para mí será siempre la Zoey Barlet de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Si
su personaje se desarrolla puede estar muy bien. Si se desarrolla. Porque puede
que nada evolucione y sea sólo una galería de personajes raros. Hablamos de Jane
Campion.
Broadchurch tiene la sequedad de The Killing y esos silencios
acongojantes para que fermente el drama. Pero su estilo es muy distinto, desde
la fotografía a la concepción del ritmo. Y, desde luego, es muy distinta la
base de todo ello: la relación entre los dos polis.
Porque, en el fondo, toda trama policiaca,
dejando variantes del caso al margen, tiene mayor o menor peso según la calidad
de la pareja que investiga. En este caso él y ella, el poli experimentado y la
poli local, el poli que llega como inspector y la que tiene que quedarse de
detective viendo como le arrebatan el puesto. Así que, a la espera de su evolución, el
episodio piloto es muy prometedor. Me gustan estas series en las que un
asesinato no es sólo un asesinato: destapan toda la suciedad de un pueblo con
gente que parecía perfecta. Un pequeño microcosmos idílico donde las
consecuencias destructoras son muy superiores a la causa que las originó.
Los títulos de crédito iniciales, con
notables similitudes con los de las películas de La pantera rosa, son lo mejor de la peli.
Parece que el guión lo firman los hermanos Coen.
Supongo que lo escribieron en servilletas de bar en medio de una cogorza
monumental y que, tras recuperarse de la resaca, lo colocaron al primer
pardillo que pillaron. No tiene apenas gracia y la situación de
enredo en la habitación de Cameron Diaz, los ejercicios funambulistas de
Colin Firth y la presencia de Alan Rickman poco pueden hacer para
mejorar una secuencia sin ritmo, forzada, torpe. Dura 80 minutos y le sobra metraje por todas
partes. Cabe hacer algo positivo: -¡Aplaudamos a los monos!
Me ha costado muchísimo tragar esta
adaptación. Para mí, para mucha gente, Anna
Karenina, la novela, es una narración única, tal vez la que mejor se ha
adentrado en el análisis de las razones y las sinrazones del amor, la historia
de un adulterio tratado con genialidad, la evolución psicológica de una mujer
entre la pasión y el deber.
Desde luego no es teatro. Y, mucho menos, un
teatro tan artificioso. A punto de ser un musical a veces, casi una comedia bufa otras. Reconozco que las escenas están trabajadísimas,
movimientos de cámara, fotografía, vestuario, cambios de escenarios,
composiciones de masas estáticas... Pero no es nada apropiado para contar lo
que está contando. Ese relato sincopado está en las antípodas
de la fluidez de pensamiento. En la novela el espectador siente los movimientos
mentales de Anna Karenina y del resto de personajes. La película pone en primer
lugar ese desfile de modelos, mobiliario, joyas... Y, desde luego, que el conde Vronsky sea un
pimpollo afeminado, te hace pensar qué clase de voluntad retorcida movió a
guionista y director. Por favor, de verdad, lo suplico: que nadie
vuelva a tocar la novela salvo que sea un genio confirmado. Y que sepa de qué
va la historia, claro.
Me gustó el comienzo, con ese montaje en
paralelo entre el campesino Jack y la princesa Isabel, leyéndoles los mismos
cuentos, recibiendo broncas parecidas. Mi sensación: expectativas iniciales bajas,
después empiezan a darte más de lo que esperabas, luego, cuando te dan todo
eso, deberían haber ido un poco más lejos para redondear la faena. Porque la
caída del árbol, el asedio y otras muchas cosas están muy bien. Pero puestos a
la faena les falta el punto de la épica. La estética de cuentecillo está bien, con un
contraste un tanto tétrico que sin duda aporta Bryan Singer. La ciudad
de los gigantes y sus hábitos caníbales aterrarán, sin duda, a los más peques.
Dejando al margen mocos y demás parafernalia. Una combinación de aventuras romance y un
poco de humor que resulta entretenidilla pero poco perdurable. Otra cosa: la princesa se marca,
posiblemente, el cambio de vestuario más rápido de la Historia del Cine.
Segunda película escrita y dirigida por Josh
Radnor. Después de Happythankyoumoreplease
crea una historia más pulida, aquilatada, trabajada, inspirada,
liberada (casi) de artificios. Radnor tiene toque, intuición
para descubrir las cosas buenas de la vida. Y sus personajes hablan de la buena
literatura (y de la mala), de música clásica, de responsabilidad, del sentido
moral del hombre, de la edad. La edad que aceptamos o rechazamos. Hay mucho amor por la literatura. Me encanta
ese debate sobre la buena literatura enfrentada a la mala (Crepúsculo), su percepción acerca de
una sociedad que gusta de las cosas malas. Y me encanta ese final, la
conversación acerca de la vejez. Josh Radnor,
Elizabeth Olsen, Richard Jenkins, Allison Janney, Elizabeth
Reaser, Zac Efron. Actores
y actrices de muy diversos pelajes que están perfectos en su papel. Me
sorprendió la Olsen y, desde luego, Zac Efron. Su trama está
forzada pero él cumple.
1. Ay, Community. El 4x05 me ha parecido un intento de suicidio. Uno
de esos que no van en serio, que son para llamar la atención. Pero es muy mala
señal tanta desgana.
2. Durante muchas semanas ¡Rompe Ralph! fue la única oferta
infantil y/o familiar. Eso favoreció la buena taquilla que hizo. Ahora se
acumulan Oz, un mundo de fantasía,
Jack, el cazagigantes y Los Croods. Supongo que alguien más ve
el problema, ¿no? 3. Inárritu va a hacer una comedia
titulada Birdman. No sé. Yo
creía que Iñárritu era de esos que no sabía reír. Las palabras comedia e Iñárritu, en una misma frase, me hacen pensar en El jefe de todo esto de Lars von
Trier. 4. Mira tú por dónde: alguien ha decidido
estrenar El chico del periódico.
La gente no me hace caso. Ni siquiera cuando tengo razón. Bueno, no sólo yo. En
Berlín la crítica la masacró unánimemente. 5. Faltan 15 días para el regreso del Doctor Who.
Las verdaderas protagonistas de la peli son
Evanora (Rachel Weisz), Theodora (Mila Kunis) y Glinda (Michelle
Williams). Claro. Para algo se han llevado un buen pellizco del
presupuesto.
No sé si te has dado cuenta, pero desde 1939
para acá los efectos especiales han adelantado una barbaridad. Justo al
contrario que la imaginación de los guionistas. Todo en este Oz es visualmente
arrollador y recargado y colorista. Pero la trama que en este mundo de fantasía
podría haber sido novedosa, repite demasiado la del clásico. Oz viene a ser nuestra Dorothy y sigue sus
pasos en el camino de losas amarillas. Y el espantapájaros, el león cobarde y
el muñeco de hojalata han sido sustituidos por un mono alado y una muñeca de
porcelana. Significativo, ¿no? 2 compañeros en lugar de tres. Eso sí: la muñeca
de porcelana me pareció el mejor personaje de toda la peli. Hay muchos guiños y referencias, desde
luego. Pero faltan las canciones (The Wizard of Oz), una frase inmortal (¡Me derrito!), entusiasmo, verdadera emoción, humor, contenido. Supongo que a los peques les satisfará.
Visualmente es un surtido de chuches. Pero... Este Oz no es mi Oz. Mi Dorothy
tenía más capacidad de seducción. Y ni siquiera esta Kansas es mi Kansas. Ah, sí. James Franco es sosísimo y
muy repelente. Incluso cuando se supone que ya es bueno sigue pareciendo un
vulgar don Juan. Una razón práctica que explica por qué los
clásicos no se deben tocar.
1937. Nanjing se encuentra bajo bombardeo
japonés. John Miller (Christian Bale) es amortajador. Se dirige a la
catedral de Winchester para ocuparse del sacerdote fallecido. Pero cuando llega
allí sólo están las niñas del colegio católico y un grupo de prostitutas que
buscan refugio.
Yimou, tío, quién te ha
visto y quién te ve. Todavía me acuerdo de cuando Zhang Yimou
hacía películas con forma y contenido, con estilo y argumento. Ahora hace
pastiches, refritos de aquí y de allá. El argumento es idéntico al de Los niños de Huangh Shi. Y Bale
es amortajador para poder colocar un par de frases como las de Despedidas. La peli gustará, y mucho, a la mayor parte
del público. El arranque, esa secuencia bélica de 15 minutos, rodada
magistralmente, camufla muy bien el culebrón inverosímil que va a venir
después. Niñas encantadoras, prostitutas de buen corazón, el americano borrachín
que súbitamente se convierte en héroe... Y, claro, como estéticamente Yimou
es un genio, todo queda muy bonito. Aunque técnicamente está bien, el director
chino ha entregado un producto muy tonto y complaciente.
En ocasiones hay películas que a los cinco
segundos ya te han ganado.
Aquí me pasó eso. Y no debería. Aparece el logo de la Universal, con la
Tierra y las letras girando y resulta que, la música habitual, ha sido
reemplazada por voces a capela. La cosa es que no se diferencia mucho de Glee. Y yo detesto Glee. Aquí no se trata de un
instituto sino de una universidad. El guión es previsible con todo eso de chica
y chico que se conocen y discuten y se reconcilian; y con eso de los equipos permanentemente
en duelo que al final ya sabemos quién va a ganar con un giro final,
inesperadamente muy esperado. Pese a todo, tal vez, simplemente, porque la
música es buena o porque es a capela, me gustó. Creo que ese toque, la música a
capela, es suficiente sorpresa. Aunque las coreografías no sean espectaculares
resulta novedoso.
1. En Bradford, Reino Unido, un tío
disfrazado de Batman (modelito
antiguo y ligera barriga cervecera) arrestó a un delincuente buscado por la
policía y lo entregó. Luego se descubrieron algunas matices que lo hacen casi más asombroso todavía. Vivimos en un mundo genial.
2. Hasta junio no se estrena El hombre de acero. Los directivos
de la productora la han visto. Se quedaron tan flipados que ya han dado cuerda
al guión de la segunda. Buenas noticias para la primera parte, malas para la
segunda. 3. En una sociedad en la que, estar a la
última en chorradas tecnológicas, es casi una religión, me sorprende cómo la
gente ha prescindido del Blu-Ray. Me alegra. Aunque me temo que la muerte del
Blu-Ray significa la muerte de la calidad. La renuncia definitiva a educar el
gusto. 4. Faltan 22 días para el regreso del Doctor Who.
Mi resistencia para ver esta película se
fundamentaba en algo muy sencillo: ¿por qué hacer una película de un musical
con actores? ¿Por qué no con profesionales de la canción?
El mismo problema que con El fantasma de la ópera. Si llevas
un musical al cine, deberías currarte las coreografías. Eso o, al menos, poner
cantantes. Porque los actores puede que canten bien. Pero no excelente. Algunos,
tal vez, mejor que otros, pero sigue habiendo un problema. Desde luego, Tom Hooper no destaca
por sus esfuerzos imaginativos. Su dirección es académica y las coreografías
prácticamente nulas. Y, para entrar en el tema que me condujo a
ver la película, el Oscar a Anne Hathaway, debo admitir que lo merece.
Lo merece, simplemente, por ese larguísimo primer plano, ese solo imponente que
se marca desplegando su capacidad musical y, sobre todo, su acongojante
versatilidad interpretativa. Dominando música, sollozos, lágrimas, angustia. Lo
que hace Hathaway en ese plano basta para que alguien se gane, con toda
justicia, el título de actriz. Y que se lleve el Oscar.
Un cómic paranoico-conspiratorio. Pero que
va en serio. Utopia es bestia con ganas. Con muchísimas ganas.
Rabiosamente bestia. Una planificación cuidadísima, colorista, haciendo que
cada plano brille. Con demasiada frecuencia, sabiéndose bonita, se vuelve
narcisista, remirándose. Su humor. Aquí llegamos al problema. Los
primeros capítulos tenían cierto juego violento-divertido, macarra-gracioso,
borde-controlado. Pero al llegar el tercer capítulo se pasaron. El asesinato de
los niños en el colegio rebasa la medida. Ahí no cabe humor. Hay demasiado
deleite y regodeo en lo brutal. Un plan macabro (demasiado forzado) para atrapar
a un niño. Un intento de decir que son más bestias que nadie. Y no. Cualquiera puede ser más bestia. Ahí
dejó de motivarme. La trama tenía menos interés que la obsesión por noquear
al espectador con una burrada mayor. Demasiado mirarse el ombligo y poco desarrollo de los personajes. También en Breaking Bad mataban un niño. Por razones argumentales. Aquí
sólo son ganas de llamar la atención, de ir donde creen que nadie ha ido. Es menos descolocante de lo que quiere ser,
de lo que cree ser, de lo que puede ser. Tenía su cosa, sí. Pero también
demasiado interés en ser especial. ¿Dónde está Jessica Hyde?
Si te aseguran que una película es mejor que
Crepúsculo, te están diciendo bastante
poco. Porque prácticamente cualquier cosa es mejor.
Pero ciertamente Crepúsculo es la referencia por su temática. De modo que ¿es
mejor? Sin ser una gran película, es bastante superior. Cosa que puede ser
suficiente para explicar su batacazo en taquilla. Crepúsculo trataba de una chica que lloraba su mal de
amores. La razón por la que aparecían vampiros y licántropos aún sigue siendo
un misterio para todos los espectadores. Podían haber sido elfos y flores
parlanchinas, trasgos y alienígenas, una invasión de relojes suizos y iPhones
defectuosos. Daba igual. En Hermosas
criaturas hay una razón y te la explican. Pero hay muchas más ventajas.
El chico mortal y la chica no-mortal no están continuamente en estado de
perpetuo acaramelamiento baboso y tienen sus broncas y disputas. La relación es
más normal. Además hay muchas frases ingeniosas, cínicas, divertidas. Hay
alusiones a Bukowski, Vonnegut, Harper Lee, Jane Austen.
Y están Jeremy Irons, Emma Thompson y Viola Davis llenando
la pantalla en cada aparición. La trama, como todas en las que hay unos
amantes predestinados, me repatea. La gente acaba creyéndose que su amor es así
y que el destino les resolverá la papeleta. Siguen sin enterarse de que uno se
enamora de la vecina o vecino del 5º porque es lo que tiene más a mano y que
los problemas los resolverán ellos o lo tendrán muy chungo. Pero dejando eso al
margen (y la peli tampoco fuerza el destino del todo), no se hace pesada ni te
deja secuelas psiquiátricas permanentes.
Hay ocasiones en que lamentas que un
director no haya tenido más presupuesto para hacer lo que quería. Notas que,
con más medios, el resultado habría sido superior.
En el caso de Hansel y Gretel sobra el dinero. Por todas partes. Cuanto menos
dinero hubiesen tenido, habría sido mejor. Si no hubiesen tenido nada, no se
habría hecho, y habría sido aún mejor. La peli es un salvaje despilfarro de
efectos, vestuario, maquillaje... Todos los elementos de producción a lo grande
utilizados en... nada. El guión es el de un videojuego: botón
derecho vas a la derecha, botón izquierdo a la izquierda y el del centro para
disparar. Así que, venga, a darle al del centro. El inconveniente de todo esto
es que Wirkola juega por ti. Tú ni siquiera tienes que apretar los
botones. Y, así, claro, pierde la poca gracia que podría tener. Por cierto. Ni siquiera es graciosa. Quiere
serlo. Pero los diálogos no lo consiguen.
El estilo es el de, por ejemplo, Orgullo y prejuicio, de
época, colorista, vestuarios emperifollados, ambiente. Lo que cuenta discurre
en plan realista, cosa que no debe extrañar ya que viene de Zentropa, la
productora de Lars von Trier.
En mi opinión, ambas cosas no encajan bien. Las escenas son demasiado morosas. La
evolución de los personajes, demasiado rápida. Estás en una alargada cena y en
la siguiente escena el rey y la reina no se pueden ni ver. Estás en un hospital
mezquino y en la siguiente escena el médico es amigo íntimo del rey. Así que me pregunté por qué se encontraba en
el quinteto de películas extranjeras nominadas al Oscar. No está mal. Pero los
defectos señalados y su dirección académica no aportan gran cosa. Mi teoría es que los americanos se encuentran
a gusto con los clichés históricos. El rey, que era esquizofrénico, es
presentado como una parodia; la reina una mujer de ideas claras que quiere la
libertad del pueblo; el amante es justo lo que ella necesita. Los nobles son
malos, el pueblo llano es bueno. Los campos muy verdes, las ciudades muy
grises. No me aburrió en exceso, pero me alivió que
terminara.
1. Hacía siglos que no me paseaba por The Big Bang Theory. Pero me dijeron
que, a partir del 6x16 salía Kate Micucci. Así que allá fui de cabeza.
No sé si seré una habitual, pero a mí me haría habitual.
2. Amanecer.
Parte 2 tenía todas las papeletas para hacer un pleno en los Razzie.
Pero hay gente imparable. Adam Sandler consiguió no irse de vacío. Y Rihanna
se llevó el de peor actriz de reparto. 3. Hice una apuesta contra mí mismo y perdí.
Me dije: si Anne Hathaway gana el Oscar, veo Los Miserables; si no gana, paso de ella. No hubo suerte. Ya me
la he descargado. Tendré que verla. 4. Sólo faltan 29 días para el regreso del Doctor Who.