Yo
tengo mucho respeto a los friquis. Te puedes burlar de ellos, flipar cuando
hacen un chiste privado, poner los ojos como platos cuando encuentran una
relación imposible con su afición.
Pero
son catedráticos, eruditos de su especialidad, genios de un campo concreto que
parece inaccesible al resto de los mortales. Javi lo ha visto todo sobre vampiros. Todo. Él te dirá que no, pero
no hagas caso: todo. Estábamos seis en la cena y yo hablaba de Napola
y La
Ola. Él como si oyera llover. Pero entonces pronuncié el nombre del
director. Dennis Gansel. Y dijo:-Ah, ya sé. Ha hecho una de vampiros que se titula Somos la noche.
Y es así como te encuentras, a veces, con curiosidades raras, variaciones interesantes. Tres vampiresas se han merendado un avión pero lo que buscan es incorporar a una cuarta a sus habitaciones privadas. Resulta ser una ladrona de la calle con un amigo policía.
La noche. El precio que hay que pagar por la inmortalidad. El sol, la pérdida de los seres que quieres, el amor. Soledad por encima de todo. ¿Quién quiere la inmortalidad?
Ni tan original ni tan lograda como Déjame entrar, pero otra perspectiva curiosa sobre los vampiros llegada desde el realismo alemán.
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