A
los coreanos se les da muy bien este tipo de cosas. Estas tramas de
suspense con un añadido de retorcimiento que nunca antes has visto,
un giro del guion especialmente alambicado que plantea unas
decisiones morales en las que prefieres no tener nada que ver.
Efectivamente
el montaje engaña un tanto al espectador. No entiendo muy bien la
decisión de escamotear la tipificación inicial del crimen. Pienso
que es innecesario y que explicar bien esa parte no habría
perjudicado lo esencial.
El resto de la trama no es tramposa. Simplemente difiere el conocimiento
de algunos datos. Si nos colocamos en la perspectiva del policía
percibimos las cosas en su presente. Son otros elementos colaterales
los que fluctúan en el tiempo.
Este
tipo de guiones hace tiempo que no se escriben en Hollywood. Cuando
aparece uno así, lo compran y hacen ellos su propia versión. Me
llama la atención que no lo hicieran. Pero sí hicieron los chinos
su propio remake (The Guilty Ones), muy inferior a
juzgar por las votaciones.
Me
chirría una cosa: el nivel de estupidez de los polis que no son el
protagonista. No es necesario poner a todos como palurdos para que
destaque el actor principal. Ahí el guion sí falla: en la escritura
de secundarios.
No
voy a entrar en las interpretaciones. A los ojos occidentales muy
exageradas, pero no me atrevería a juzgar.
Una
película con un ritmo muy logrado, un desarrollo que engancha en
todo momento, una resolución que te deja boquiabierto y un conflicto
ético que, caray, hay que ser muy imaginativo.
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