Imagina que un niño reúne todos sus juguetes y monta una historia para que todos ellos tengan un papel. Indio, Vaquero, Caballo, científicos locos, el mamuth, el barco, la granja, el pingüino robot y, por supuesto, el bocata de Nocilla.
Y a tirar para adelante. Que nada frene la imaginación.
La animación con plastilina es bastante pobre, muy lejos del elevado nivel de la Aardman. Pero se ve que los directores (¿serán un par de críos?) se lo han pasado bien.
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