Florence
Cathcart se dedica a desenmascarar espiritistas. Un día, en el colegio
Rookford, un niño muere y los otros niños acusan a un fantasma, así que va para
allá.
Buen
comienzo y desarrollo hasta el momento en que Florence descubre cómo murió el
niño. Después todo se vuelve confuso, caótico, como muy desconectado. Y lo
entiendes al final: tienen que hacerlo
así porque hay más trampas que en un congreso de trileros.Pero eso no está bien. Es un detalle muy feo ese modo de escamotear pistas para al final querer sorprenderte. Y no sorprende, claro. Lo único que piensas es: esto deberías habérmelo contado antes.
Y muchas tramas de despiste que son irrelevantes y superfluas: el intento de violación en el bosque, tirarse al río, el affaire con Robert... Nada de todo eso altera la historia. Lo importante lo esconden, lo intrascendente rellena el vacío.
La ambientación estaba bien.
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