La película es lo que es. Dentro del género caben dos posibilidades: que tanta destrucción te aburra o que te entretenga. Por suerte, ésta te entretiene.
La primera media hora se la puede saltar cualquier ser humano, marciano o viviente. Presentación de personajes con los típicos diálogos de vergüenza ajena y situaciones absurdas.
Luego empieza la destrucción de Hong Kong y, con las pilas puestas, se puede disfrutar. Disparos, demoliciones, patriotismo, gente sacando pecho y otra vez a las armas.
Me encantaron los yo-yos gigantes.
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