El primer acierto es que, aun contando con Matt Damon y Scarlett Johansson, no les mantiene en un perpetuo desfile de modelos. Trabajan en un zoo y tienen aspecto bastante normal. También está Elle Fanning que, como también sale en todas las películas que puede, tenía que acabar coincidiendo, tarde o temprano, con Matt Damon. Esta chica debe estar perdiendo un montón de clases.
El segundo acierto es que, para ser una película familiar, la relación padre-hijo no es un cliché (véase el broncazo de Matt Damon al chaval: justificado, verosímil, racional). Debería aprender Spielberg y aplicar algo de esto a Falling Skies o Terra Nova.
El tercer acierto es que no cae en el ecologismo barato. A los trabajadores del zoo les gustan los bichos pero saben que las personas son lo primero.
Un cuento bien contado, amable, entretenido. Previsible, pero era a lo que íbamos.
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