La película merece la pena de ese modo en que lo merece ver algo divertido y original sin ser seductor y rompedor.
Me parece a mí que, en el fondo, es un alegato a favor de que la gente piratee, plagie, copie y disfrute el cine como le dé la gana. En una era en que el Blue Ray nos ofrece tropecientos megapíxeles por pulgada para ofrecer más definición, es obvio que a la gente le importa un pimiento.
A Sony debería hacerle pensar el hecho de que su sistema sea tan lento para imponerse o que su PlayStation 3 (altísima resolución de imagen, increíble detallismo) se haya visto superada por la mayor jugabilidad de la Wii (con mucho peor calidad de imagen).
A la gente, como siempre, le gusta que le cuenten historias. Y es lo que cuenta Rebobine, por favor en un final capriano al cien por cien, redondo, bonito, imposible. Historias de gente de un barrio que se une para hacer la cutre-película que todos hemos hecho alguna vez.
Y, finalmente, a verla con los amigos.
3 comentarios:
El sábado una niña de 4 años me trajo un cuento y me pidió que se lo leyera. Parecía sencillo. Pues no. No quería que le leyera lo que ponía, sino que me inventara algo que fuese más divertido, menos técnico y que hilase las ilustraciones. Todos queremos que nos cuenten historias; pero historias originales, innovadoras y entretenidas.
si es un elogio de la piratería ya tiene mi voto de favor. Aunque no te creas, no me he enterado mucho de qué va la cosa..
muma: esa niña exigía mucho. Debes decirle que debe rebajar sus expectativas ante la vida. Porque creo que ni siquiera la vida consigue hilar siempre las situaciones.
e: no se trata propiamente de un elogio de la piratería. Simplemente admite la piratería como un medio o un instrumento para disfrutar del cine. Hay otros medios y los personajes los usan: el VHS, el rodar tu propia película, implicar a los amigos... y la piratería. Aparece por ahí Sigourney Weaver como la defensora de los derechos de las grandes productoras. Divertida.
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