14/8/18

Buenos vecinos


Es una película dramática que termina siendo muy visceral. Gente mezquina que acumula rencores estúpidos por causas estúpidas. Gente que no da explicaciones ni las pide. Gente que se forma su propio juicio sin atenerse a razones. Y esa acumulación lleva al odio y a tomar decisiones sin pensar en las consecuencias.
Lo curioso es que las situaciones son tan locas, las decisiones tan absurdas, que en ocasiones te hacen gracia. Hasta te dan la risa. Pero no una risa alegre. Es la risa que te provoca la máxima estupidez. Vamos, que te ríes por no llorar.
Dentro de un laconismo vital, dentro de la vida acomodada de la clase media, parece existir un territorio en el que no cabe el amor. El título original (creo que algo así como Bajo el árbol) da una mejor idea. La sombra del árbol, ese árbol en el jardín de una casita acomodada, debería ser un símbolo de vida realizada. Pero es lo contrario. Él árbol es el testigo de vidas encerradas en el egoísmo.
Una historia tremenda. Adivinas desde los primeros compases que la cosa no acabará bien, pero el final es casi abrumador. Atención a la trama del perro. Y al último plano. Tan abrumador que tienes que reírte. Bueno, o echarte a llorar. Por suerte, como es imposible identificarte con esa gente, optas por la risa.
Una historia amarga, islandesa, tan helada como el lugar del que procede.

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