El
cortometraje de Pixar, previo a Los
Increíbles 2, ha gustado en China, en Estados Unidos no han entendido
nada y el resto de occidente está descolocado.
Personalmente
creo que hay un bajón notable en los últimos cortos de Pixar. No sé si debe a
la puñetera corrección política de Disney, a la pesadez de la representación
(por favor, que Hollywod haga una peli de cada persona del mundo a ver si esta
pesadilla acaba) o a un mal entendido afán globalizador.
No
creas que no le veo sus aciertos a Bao.
Es una historia interesante acerca del síndrome del nido vacío. Madre posesiva,
hijos que se van. Pero tengo dos cosas en su contra. La primera es ese tono
globalizador tan explícito, tan forzado, tan carente de sutilidad. ¿Por qué no
mostrar un familia china directamente? Imagino que la directora, Domee Shi,
china, ha querido mostrar su perspectiva, evidenciar que China tiene mucho que
decir en la cultura global. Es un defecto disculpable.
Pero
no se puede disculpar su sentimentalismo. Me resultó bastante cargante.
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