Estilo, lo que se dice
estilo, ni el golpe ni la película en sí.
Aunque después de ver
cosas como Los mercenarios
casi se agradece la sosería, que los jubilados se comporten como jubilados, que
no hagan heroicidades imposibles.
El atraco al banco dura
unos 15 minutos, desde que empiezan a planificarlo hasta el final de su
ejecución. Y no hay suspense ni nada original ni sorpresa ni giro imprevisto.
Todo es de una sencillez tan apabullante que manifiesta la falta de inventiva
del guionista. Mínimo esfuerzo.
El resto no va más
allá. Comedia suave y ligera, sin cargar las tintas. Todo transcurre… normal.
Pese a lo previsible y lo mecánico de todo ello, nunca aburre, pero es que,
claro, tienes a Morgan Freeman, Michael Caine y Alan Arkin
que ni siquiera tienen que esforzarse para dar vida a sus personajes. Te
conformas con verles interpretar.
Y viéndoles dices: si
esto llegan a hacerlo tres petardillos cualquiera habrían aburrido a las
amapolas.
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