Aunque, si vamos a la esencia de Templario, lo cierto es que, muchas veces, se trata de una película gore. Una larga carnicería (el asedio de Rochester) con algunos parones para que la gente haga Historia de guardería. Después, amputaciones de miembros. No tengo nada en contra de que, explícitamente, me muestren, por ejemplo, la amputación de una mano. Pero cuando llevan seis y varios pies empieza a resultar aburrido.
El problema no está en el número, de todos modos, sino en el modo de presentarlo. Repetitivo, sin nada de original. Las batallas las hemos visto mil veces (y mejores) y, por mucho que las filmen cámara en mano, por mucho que la sangre salpique la cámara, la confusión no oculta la escasez de ideas.
Bastante decepcionante.
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