Nunca
conseguiré entender a Luc Besson.
Tiene medios, capacidad e imaginación para hacer una buena película. Pero, temo
decirlo, no la hace porque no quiere.Luc Besson es como un niño caprichoso al que le dan un juguete caro y lo destroza porque cree que eso es más divertido. Y sólo le hace gracia a él.
Está bien el diseño de los dibujitos, la integración con el mundo real y, hasta cierto punto, los golpes de humor, las confusiones. Pero es un pesado, caray. No sabe cuándo una broma deja de ser divertida y empieza a ser un tostón.
Lástima. Sólo apta para menores de 7 años.
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